Revista Medio Ambiente

El libro de los recuerdos

Por Valedeoro @valedeoro

Libro El cerebro tiene un límite natural para recordar cosas en cada momento. Generalmente este límite se establece alrededor de los 100-150 contactos. A partir de los 150 ya no recordarás a todo el mundo. A partir de 150 tareas es recomendable utilizar un sistema de productividad para no olvidarse de algo importante. Y a partir de 150 objetos empezarás a buscar cosas que no recuerdas donde las has dejado.

La lógica entonces sería reducir todo a menos de 150 cosas, o utilizar un sistema que ayuda a organizar y priorizar lo que queremos recordar. Para las tareas recomiendo el sistema GTD o la cajita de la productividad. Para los contactos una agenda puede ser de gran ayuda. Y para los objetos lo más fácil es simplificar lo que tienes y deshacerte de lo que ya no utilizas.

Los objetos sirven de anclaje para nuestros recuerdos

En teoría debería ser fácil deshacerte de lo que no utilizas. Si no lo has utilizado en un año: dónalo, vendelo o tíralo. Pero en la vida real no es tan sencillo. Este pañuelo no lo he utilizado nunca, pero es un regalo de mi mejor amiga de la infancia y cada vez que lo veo pienso en ella. Aquella rosa seca ni siquiera combina con mi gusto de ahora, pero fue el inicio de mi primer amor adolescente. No guardamos las cosas de forma inconsciente, sino porque no queremos perder los recuerdos que están relacionados con el objeto en cuestión. Si pudiéramos desvincular el recuerdo del objeto y asegurarnos de no perderlo, el objeto perdería su función.

El libro de los recuerdos que reemplaza los objetos

Así que el reto es transferir el recuerdo del objeto a algo más seguro y más fácil de guardar. Necesitas una solución que desvincule el recuerdo de lo físico, pero de una forma que tengas asegurado de que no se va desvanecer por falta de su presencia. La solución puede ser un “libro de los recuerdos”.

El libro de los recuerdos contiene las fotos de todos los objetos que has dejado atrás, junto con un texto que explica el recuerdo que estaba relacionado con cada uno de ellos. De esta forma no necesitas guardar el florero de tu tía abuela. La foto de este florero, junto con tu propio relato de cómo ella te ayudaba con los deberes será más que suficiente para que puedas revivir la experiencia sin necesidad de tener el florero físicamente en tu casa. Parecido con el diario de la gratitud, el libro de tus recuerdos te ayuda a centrarte en lo importante de tu vida sin desestimar el pasado y tus sentimientos.

¿Cómo guardas tus propios recuerdos?


Imagen: scribbletayler / fickr


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