Conte Nieves.-- A modo de introducción. Posiblemente hoy en el mundo, con el barraje mediático noticioso, y el transcurrir de los días y los años, el nombre de Ana Belén Montes corre el riesgo de no ser identificado o quedar en el olvido, ante tantos hechos que ocurren en el orbe, como pueden ser la intervención extranjera en Siria, el exterminio de los palestinos en la Franja de Gaza o en los territorios ocupados por Israel, la situación ucraniana, la emigración de miles de personas desplazadas por las propias guerras hacia Europa, entre otros muchos aspectos.
No sería Ana Belén Montes, la única que vaya quedando en el olvido. Hay decenas de personas en las cárceles norteamericanas, que son poco mencionados; entre ellos un patriota puertorriqueño que lleva más de tres décadas en prisión.
Scott W. Carmichael, autor del libro “El verdadero creyente. Interioridades de la investigación y captura de Ana Belén Montes, experta espía cubana”, señala, que la detención de Ana Belén Montes pasó inadvertida para las personas en los Estados Unidos de Norteamérica, motivado por el hecho del ataque y destrucción de Las Torres Gemelas (World Trade Center) el 11 de septiembre de 2001, en Manhattan, New York. Ana Belén Montes fue hecha prisionera el 21 de septiembre de 2001, unos días posteriores al hecho de Las Torres Gemelas.
En torno a Ana Belén Montes, hay que organizar todo un movimiento internacional, a través de la red digital y por todas las vías mediáticas y no mediáticas a nuestro alcance para que se conozca su obra y no quede en el olvido. Ana Belén Montes es una patriota más, encarcelada por defender una causa justa. Se impone hacer un notable esfuerzo porque los ciudadanos norteamericanos, conozcan primero la historia de Ana Belén Montes y se conformen un criterio propio. Simultáneamente la comunidad internacional debe también conocer dicha historia.
Se ha querido comparar a Ana Belén Montes con espías como Aldrich Ames o Robert Hansen. Desde que comenzamos a hablar de ella, dijimos que hay una diferencia cualitativa entre Ana Belén Montes y estos hombres y otros que puedan haber sido sancionados, por cargos similares o los mismos. Ella es una patriota; una revolucionaria norteamericana de origen portorriqueño y no una espía. Esa es nuestra tesis de partida. Ames y Hannsen fueron movidos por el dinero y sus necesidades psicológicas. Ana Belén Montes estuvo en contra de la política de los gobiernos norteamericanos con Cuba. Esa política que hoy la administración gringa se replantea cambiar de objetivos. Y es en ese esencial e importante punto en el que, en los momentos actuales, el pensamiento de Ana Belén Montes coincide con la política de los Estados Unidos de Norteamérica hacia Cuba, no en cuanto al cambio de objetivos, que es lo mismo que decir, cambiar las acciones de presión de todo tipo sobre la Isla y fortalecer la subversión.
La coincidencia de Ana Belén Montes en esta oportunidad con la administración gringa está en que se reconoce a Cuba, y se plantea el establecimiento y normalización de las relaciones diplomáticas, para dejar que el pueblo cubano desarrolle su sociedad. Recordemos lo dicho por Ana en una de sus entrevistas, en la que alertó sobre el peligro del “abrazo del cisne negro”. Ella está clara de las intenciones reales, pero acepta el acercamiento y el reconocimiento; luchó porque esto ocurriera.
Posiblemente para muchos sea risible definir a Ana Belén Montes como una patriota, a la que la historia norteamericana tendrá que recoger en algún momento como tal, por su visión y limpieza política en la defensa de una causa justa. Estoy convencido que dentro de Estados Unidos de Norteamérica hay numerosas personas que entienden ese concepto, aunque existan millones que no lo comprendan.
Es necesario involucrar a juristas honestos y organizaciones dentro y fuera de Estados Unidos de Norteamérica, para que argumenten sobre el sentido de las acciones de Ana Belén Montes.
¿Es que acaso cientos de personas en el mundo no se han identificado con Edward Snowden y Julian Assange? Ellos hicieron y hacen públicos los desmanes guerreristas gringos y su política enfermiza internacional. La diferencia estriba, sin ánimo de comparaciones, que Ana Belén Montes hizo su denuncia desde adentro. Hay que admirarla en ese sentido, por sus convicciones y valentía. Si Ud. está identificado con esos denunciantes (nombre que se utiliza en la sociedad norteamericana por algunos), lo invito a que con mayores razones, cada día tenga más identificación con Ana Belén Montes.
No es mi propósito comparar a Ana Belén Montes con Snowden o Assange. Las decisiones de oponerse a la política de las administraciones gringas por parte de todos ellos es un factor común, independientemente de las diferencias entre unos y otros.
Es importante no olvidar a ANA BELÉN MONTES y defenderla.
Realizados estos comentarios introductorios, adentrémonos en el libro “El verdadero creyente. Interioridades de la investigación y captura de Ana Belén Montes, experta espía cubana” de Scott W. Carmichael.
Fuente del texto: La Mala Palabra