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El libro justo

Publicado el 05 abril 2014 por Angeles

Solo obtienes algo de los libros si eres capaz

de poner algo tuyo en lo que estás leyendo

Suelo decir que tengo mucha suerte porque no conozco más que a personas estupendas e interesantes que además me tratan muy bien. Y también tengo la suerte de que con los libros me pasa más o menos lo mismo.

Últimamente he leído varios de esos que nos absorben y acaparan nuestro interés de manera excepcional. De esos que invaden nuestros pensamientos y parece que nos llaman como diciendo "venga, ven a leer otro ratito". Y nosotros vamos, claro.

Y de uno de esos libros quería hablar aquí. Se trata de La mujer justa, de Sándor Márai, que, al igual que El último encuentro, me ha parecido una lección magistral, un curso intensivo sobre la vida y el ser humano.

De pronto vemos con claridad todo el entramado de la vida: desaparecen entre bastidores personas que creíamos importantes, y del fondo en sombras emergen otras de las que no sabíamos nada, pero en cuanto aparecen sabemos que estábamos esperándolas, y ellas a nosotros, en un destino común...

Estoy convencida de que Sándor Márai lo sabía todo, que conocía todos los secretos de la vida, del mundo, de los hombres y de las mujeres, y me parece que cada página de sus libros lo demuestra: cada frase es una revelación sobre la naturaleza humana, y en cada párrafo encuentro observaciones que parecen indicar un camino, el camino más adecuado por el que transitar. Entonces me imagino al señor Márai escribiendo, y mentalmente le doy las gracias por haberse tomado el tiempo y el trabajo de dejar por escrito para nosotros, para mí, todo lo que sabía y que era capaz de expresar con tanta precisión y claridad.

Parece que en la vida todo ocurre al ritmo de un cronómetro invisible: no se puede decidir nada ni siquiera un segundo antes de que las cosas y las situaciones hayan decidido por sí mismas... Actuar de otra forma es insensato, forzado, inhumano, puede que hasta inmoral. La vida se encarga de tomar las decisiones de una forma maravillosa y sorprendente... y entonces todo resulta sencillo y natural.

Algunas personas llegan a tener una visión muy nítida de la mente y el corazón. Estas personas conocen al ser humano tan en profundidad que parece que las almas de sus semejantes no tienen secretos para ellas.

Y eso parece cuando leo las palabras de Sándor Márai, y siento que él, como todos los autores grandes, los verdaderos escritores, se está dirigiendo a mí a través del tiempo, que está hablando para que yo lo escuche y comprenda. Porque sabe lo que yo necesito entender y me lo explica, así de simple.

Aunque esto suene exagerado, quiero decir que sus obras tienen ese alcance y esa universalidad que hace que lectores de distintas épocas, de experiencias distintas, de intereses diferentes y de índoles dispares, nos sintamos incluidos en sus historias e interesados por sus personajes, a través de los cuales nos desvela los misterios del mundo.

[...] es imposible vivir sin la certeza de que en el mundo hay una persona para la que se es imprescindible.

Es la grandeza de la auténtica literatura, que se mide por el alcance de su rayo esclarecedor, de la luz que irradia y que llega a todos pero nos ilumina a cada uno de manera individual y única.

Por eso hay momentos en que llegamos a creer que algunas cosas fueron verdaderamente escritas para nosotros. Y la sensación es imponente.

En la vida diaria basta con que seamos modestos y nos esforcemos en conocer nuestros verdaderos deseos e inclinaciones, y en admitirlos sin sentir vergüenza. Y en conciliar nuestras aspiraciones con las posibilidades que nos ofrece el mundo.

Los personajes de La mujer justa se preguntan si será cierto que en algún lugar vive la persona justa y perfecta para cada uno.

Yo también me lo pregunto, pero de lo que no tengo duda es de que sí existe el libro justo para cada persona y en cada momento. No hay más que saber reconocerlo cuando lo vemos.

El libro justo


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