El libro que Felipe VI tendría que leer
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No voy a escribir más columnas sobre la Corona, porque sería ya una trilogía, y es exagerar (y, bromas aparte, lo mío lo dije en la última).
Ahora bien, porque Tolstoi la escribió en 1856 y en la lejana Rusia, que si no parecería que su deliciosa novela corta y primera Dos húsares (Hermida Editores, 2014) esconde un mensaje clave al aún príncipe Felipe: una advertencia. Muy bien escrita, con hallazgos expresivos espectaculares, el entramado psicológico y moral es aún mejor. El conde Turbín, húsar, es un torbellino. Campechano, juerguista, pagado de sí mismo... Llega a una pequeña ciudad de provincias y la lía, pero deja en todos un recuerdo imborrable. Veintitantos años después aparece su hijo, más formal, preparado, ponderado, frío, sensato. Y el milagro narrativo de Tolstoi es que, contra todas las apariencias y expectativas y poco a poco, acabamos añorando al primero. No tiene por qué ser nuestro caso real, pero es que justamente para eso (para que no devengan reales) son las advertencias, y este libro lo es. Un antídoto contra tanto veneno del relevo generacional como panacea universal y tal y cual. Si yo fuese el editor, le ponía ya mismo una faja rojigualda con esta leyenda: "El libro que Felipe VI debería leer".