Al principio este Arte lo practicaban únicamente el clero, existió solo en los monasterios. En la ilustración de un manuscrito participaban varios colaboradores según las tareas asignadas, el miniaturista hacia las partes secundarias como las letras, adornos, bordes y decoración y el pintor, se encargaba del trabajo más importante, es decir, la ilustración. El miniaturista ejecutaba las condiciones escritas con anterioridad en el códice o con esbozos que indicaban las líneas generales de la escena a representar.
Al principio este Arte lo practicaban únicamente el clero, existió solo en los monasterios.
En la ilustración de un manuscrito participaban varios colaboradores según las tareas asignadas, el miniaturista hacia las partes secundarias como las letras, adornos, bordes y decoración y el pintor, se encargaba del trabajo más importante, es decir, la ilustración.
El miniaturista ejecutaba las condiciones escritas con anterioridad en el códice o con esbozos que indicaban las líneas generales de la escena a representar.
El manuscrito medieval de Occidente adoptó tres elementos diferentes de decoración la inicial, el borde y la ilustración miniada. Se perfilaba el cuerpo de las letras, y alrededor de ellas se entrelazaban tallos y hojas con cabezas de animales estilizados y figuras fantásticas prevaleciendo el rojo y el verde.
Los manuscritos franceses tenían una decoración rica en colorido que se desarrollo todavía mas con la difusión de la minúscula Carolina, a la miniatura carolingia sucedió la otoniana, producida por escuelas como las de Reichenau, Einsiedeln o Echternach, esta miniatura se creo en Inglaterra y más tarde paso a Irlanda dando vida al estilo anglo - irlandés.
Como expresión de escuela miniaturista local de los siglos X – XII se pueden citar la miniatura mozárabe española, con intensos amarillos, rojos, azules y verdes, un intenso efecto decorativo en los bordes extravagantes y la vitalidad popular de figuras y animales en escenas alegóricas - trascendentales.
Hasta el siglo XII, la miniatura fue exclusivamente monástica pero, el siglo XIII, al parecer las universidades, llegó también al mundo laico y se utilizo en estatutos, obras literarias y romances de caballería. La miniatura llegó a su apogeo en el siglo XV, y en Italia tuvo gran esplendor. La aparición del libro impreso significó el final de la utilización de la miniatura para códices.
EJEMPLOS LIBROS MINIADOS: