Revista Espiritualidad

El limbo de la preocupación

Por Chocobuda

Con mucha frecuencia he escuchado a personas decir que tanto el budismo como el zen son filosofías en las que nada importa; que sus practicantes somos nihilistas deprimidos y que somos unos vale madres (término mexicano para alguien que evita responsabilidades o involucrarse en lo que sea). La gente que nos observa se impresiona de mala forma porque no nos preocupamos por lo que sucede al rededor o lo que nos afecta directamente.

No hay nada más lejos de la realidad. Existen situaciones en el universo que nos importan mucho, que nos parecen terribles y que necesitan ser atendidas. La gran diferencia es que entendemos que es posible no preocuparse para mejor tomar acciones que ayuden a solucionar las cosas, aunque sea un poco. También sabemos que la preocupación es otra cara del sufrimiento.

Algunos pasan sus días o años enteros preocupándose por cosas en las que no tiene ingerencia y que, por más desvelos y bilis que acumule, no tiene manera de solucionar. Se preocupan por situaciones a una escala tan grande, que los problemas reales que sí pueden solucionar, los dejan pasar para que crezcan y causen más daño.

Esto se vuelve aun peor porque la preocupación es viral. Se instala en el anfitrión, lo consume y busca al siguiente objetivo para contaminarlo. Es decir, parece que preocuparse por todo es un gran pasatiempo social. Cuando uno se preocupa en la familia / escuela / oficina, todo mundo se engancha. Entonces sufrir en grupo se convierte en una manera más de compartir la experiencia.

La preocupación es una fuerza muy poderosa. Es un remolino que nos arrastra hacia un limbo del cual es muy difícil salir. Causa una especie de ceguera que no nos permite ver que siempre existen opciones. Siempre.

Con todo esto dicho, hago esta pregunta: ¿vale la pena preocuparse por cosas que no tenemos el poder de arreglar?

Uno de los escritores clásicos de productividad que más me gusta, Stephen Covey, tiene un diagrama que ayuda a explicar esto:

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En el Área de Preocupación entran todas las situaciones y fenómenos que nos angustian y que no podemos hacer nada directamente para resolver. Ejemplos: matanza de focas en el polo norte, asteroides en ruta de colisión con la Tierra, guerra en países al otro lado del mundo, malas decisiones de políticos, árbitros malos en juegos de futbol, vidas de personas famosas, el futuro de lo que sea… Nótese que usé la palabra directamente porque hay algunas cosas en las que sí podemos influir indirectamente.

En el Área de Acción caben todas las situaciones en las que tus actos tienen consecuencias directas positivas. Ejemplos: trabajar sin distracciones, limpiar tu alimentación, meditar, mejorar tu comprensión financiera, no votar por políticos siniestros, unir y formar nexos con la gente de tu vecindario, donar a una organización que ayude a eliminar la matanza de focas, no consumir productos de una corporación maléfica (te estoy viendo, Coca-Cola), ayudar a tu familia y amigos, escuchar a quien se acerque a ti.

Así pues, si te preocupa mucho que las personas en tu país sufran hambre, no te quedes quejándote en Twitter o Facebook. Dona tiempo o dinero a una organización que tenga el poder de cambiar las cosas.

Si te angustia la seguridad y el crimen en tu ciudad, deja de contar historias y de propagar tu estrés. Mejor educa a los jóvenes sobre cómo prevenir y no participar en el crimen, aprende sobre ello y disminuye riesgos.

Si detestas lo que están haciendo los políticos de tu país, para en seco la propagación de memes y mejor participa en foros ciudadanos pacíficos, educa a los jóvenes en arte y cultura, integra a tu comunidad para hacer cambios positivos y mejorar la vida para todos.

El punto de todo esto es dejar en claro que la preocupación no sirve mas que para traer sufrimiento, mismo que te congelará en tu sitio y no te dejará mover.

Si hay alguna situación que se necesite resolver, no la conviertas en problema con tu preocupación. Mejor actúa con calma e inteligencia para mejorar las cosas.

Las pequeñas acciones cambian al mundo. Esto es karma (acción), Visión y Acción correcta, en budismo. Siempre puedes comenzar hoy.

 


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