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El lobo de Wall street (The wolf of Wall street, Martin Scorsese, 2013)

Publicado el 23 enero 2014 por Juanjo85
El lobo de Wall street (The wolf of Wall street, Martin Scorsese, 2013)
Scorsese vuelve a lo grande a su estilo más reconocible
El lobo de Wall street (The wolf of Wall street, Martin Scorsese, 2013)
El director neyorquino rueda con tremendo vigor- como si tuviera la mitad de edad de la que tiene (ya es septagenario) la biografía de probablemente el yuppie de los yuppies (y un cabrón de mucho cuidado), devolviéndonos al Scorsese más fiel a sí mismo y que, no digo que hayan sido las únicas (ni las mejores), pero sí algunas de las más memorables ocasiones en las que, haciendo uso de dos de sus recursos estilísticos más alabados por el aficionado a su cine y por la crítica en general, que no son otros que la voz en off y el frenesí en la sala de montaje (esta frenética edición, una vez más firmada por la habitual montadora de Scorsese, le va de perlas a la película, ya que el protagonista vive un desenfreno continuo, conviertiendo la película en un perfecto homenaje al exceso de cualquier tipo (drogas, sexo, alcohol y opulencia).El lobo de Wall street (The wolf of Wall street, Martin Scorsese, 2013)
Sus casi tres horas justas se pasan en un verbo, siendo su largometraje más, valga la redundancia, largo (documentales aparte), algo que siempre es de alabar hasta el inifinito. No da un segundo de tregua, gracias a su trepidante ritmo, resultando una degenerada fiesta en todo momento. Estilísticamente es Uno de los nuestros (Goodfellas, 1990) más Casino (1995) elevadas al cuadrado, pero sin volver a la temática criminal de aquellas dos también monumentales obras, aunque conservando también la extrema brillantez por parte de Scorsese en la puesta en escena y tras las cámaras.
Seguramente la obra cinematográficamente norteamericana cumbre de lo que llevamos de década, sin lugar a dudas el mejor Scorsese de lo que llevamos de siglo, junto con, personalmente, La invención de Hugo (Hugo, 2011)- manda huevos que sea éste, un film tan alejado artísticamente a lo mejor que ha rodado Scorsese, el que más me guste, siendo un homenaje a lo que el director más ama en la vida, que no es otra cosa que el propio cine, y, con un escasísimo margen de error, ésta su mejor y más sólida (manda huevos también que utilice esta palabra- sólida- cuando todo en la película es un despiporre) colaboración con Di Caprio, que definitivamente ha tomado el relevo que dejó Robert de Niro como actor fetiche del cineasta. El lobo de Wall street (The wolf of Wall street, Martin Scorsese, 2013)
El resto de las colaboraciones de los dos artistas serían, a mi juicio, tal que así: primero, Gangs of New York (2002), la también excelente (aunque criticada por su tercio final) oda de Scorsese a los orígenes de su ciudad en el que su mayor "pero" a ojos de la crítica internacional puede ser resumido en "el que mucho abarca poco aprieta", debido a la cantidad de cosas que pretendía contar Scorsese y los recortes que le impusieron los productores; después vendría la exagerada aunque realmente notable Infiltrados (The departed, 2006), visualmente deslumbrante aunque al final se le acababa yendo la olla; y finalmente las (sí, qué se le va a hacer) insuficientes Shutter island (2010), podría pasar por salvable aunque según a ojos de quién, y la, esta vez sí, horrenda y tremendamente aburrida El aviador (The aviator, 2004), por mucho que se reconozca a Scorsese en muchos momentos de esta última cinta. El lobo de Wall street (The wolf of Wall street, Martin Scorsese, 2013)
Crónica de una (muchas) adicción(es)
El lobo de Wall Street resulta una barbaridad cocainómana en la que Scorsese (él mismo un ex-drogadicto que, en sus años más tormentosos, creó sus seguramente dos trabajos más reputados: Taxi driver y Toro salvaje) que, olvidé decir antes, narra, bajo la tradicional estructura de ascenso y caída tan propia del cine de gangsters (tercer nexo con sus relatos mafiosos, que también, a su modo, narraban de esa misma manera sus historias) de un hombre joven (multimillonario a los 26) que no tuvo escrúpulos de ningún tipo (ni profesionales ni personales...ved la película: se jacta de todas las putadas que hace, aunque al menos no es hipócrita, sino honesto con lo que hace) ni alma conocida, buscando ganar el mayor dinero posible y convirtiendo su vida en una continua orgía, reflejando el espíritu de una era, la yuppie (los años 80 de Reagan y la ambición y/o adicción desmedida al dinero que ya plasmó brillantemente Oliver Stone en Wall street, aquella de "la avaricia es buena") a la tremendísima.El lobo de Wall street (The wolf of Wall street, Martin Scorsese, 2013)
Da la impresión de que DiCaprio se lo pasó de puta madre rodando esta película, aunque, por bien que esté, la palma en el apartado interpretativo se la llevan Jonah Hill, orondo actor en auge aunque cuyos mayores logros han sido las estupendas aunque ya algo lejanas comedias Lío embarazoso (Knocked up, 2007) y Supersalidos (Superbad, 2007), que interpreta al compañero de farrandas de DiCaprio y un tío tan cabrón como él y, sobre todo, un actorazo que está de dulce (se come la película el poco que tiempo que sale, que es la escena prácticamente inicial en la que da "consejos" a DiCaprio sobre cómo sobrevivir en el mundo en el que pretende meterse) como Matthew McConaughey, interpretando de forma estratosférica al mentor de DiCaprio en el negocio de los agentes de bolsa.El lobo de Wall street (The wolf of Wall street, Martin Scorsese, 2013)
Las orgiásticas escenas de sexo y consumo de drogas resultan innumerables, desde una orgía en un avión hasta una orgía...gay en el apartamento que DiCaprio comparte con su nueva mujer/novia tras dar la patada al amor de su vida por pillarle ésta esnifando coca de las tetas de la otra con la que estaba (la prometedora Margot Robbie), y el posterior diálogo con el mayordomo que organizó dicha fiesta en el apartamento. Destaca la histriónica escena en la que DiCaprio y el personaje de Jonah Hill toman drogas, sin saber que están caducadas, con lo que el efecto tarda en llegarles, pero cuando les llega...lo dicho, sin palabras), así como la escena en el barco con los dos agentes federales a los que intenta sobornar (aquí sí está muy bien DiCaprio, un actor que sin parecerme nada del otro mundo, creo que aquí ofrece la interpretación de su carrera gracias a la brillante dirección actoral que también ha caracterizado siempre a Scorsese).
Homenaje al exceso más, valga la redundancia (otra vez), excesivo y desenfrenado, traído a nosotros por seguramente el cineasta norteamericano vivo más legendario, coherente con el resto de su obra. Me explico: no olvidemos que la artimaña que utilizan los protagonistas de Uno de los nuestros (cuyo protagonista acababa también dominado por los excesos de toda una vida) y el del film que nos ocupa es la de delatar a sus compañeros/amigos para salvarse o intentar reducir su condena; también, ambos personajes de ambas películas sabían (saben, en la de diCaprio) que están cometiendo o acabarán cometiendo ilegalidades, pero mientras uno de ellos (el Henry Hill/Ray Liotta de Uno de los nuestros) lo sabe y tomaba ciertas precauciones, al otro (el Jordan Belfort/ Leo DiCaprio de El lobo de Wall Street) se la trae todo al pario, lo que demuestra unos niveles de estupidez muy superiores a los que en un principio se le abribuyen debido al campo profesional al que se dedica (vendedor/engatusador) cuyas mayores cotas llegan con su consabido "quiero ser el amo del universo" lo que demuestra la poca ética que tenía, siendo sólo la punta del iceberg de la mayor crítica de la cinta, que es hacia los crímenes que someten bajo el disfraz de la legalidad, que suponen un daño mucho mayor que el que suponen los realizados por gangsters, por volver a unir esta cinta con otras de Scorsese). El lobo de Wall street (The wolf of Wall street, Martin Scorsese, 2013)
El director juega con su seguramente recurso más utilizado (la voz en off) en varios y brillantes momentos, apropiándoselo para sí y modificándolo según le sale de los huevos, destacando el del Ferrari blanco (¿o era rojo?) de DiCaprio y también con la ya mencionada escena de las drogas caducadas (¿qué le ocurre a ese Ferrari?...). En fin, momentos puntuales de una continua montaña rusa del hedonismo y el entretenimiento adulto que definen a la cinta.El lobo de Wall street (The wolf of Wall street, Martin Scorsese, 2013)
Resulta paradójico que Scorsese haya conseguido, de unos años atrás hasta ahora, llegar al gran público sin dejar de ser él mismo- leído el libro Moteros tranquilos, toros salvajes, de Peter Biskind, uno da por hecho de que lo que Scorsese vivió en los 70 (drogas y sexo por doquier) es lo más parecido a lo que ha reflejado en esta película, por más que a lo que me refiera realmente sea su forma de hacer cine...- rodando con un brío y una alegría que, como ya he dicho en el primer párrafo, no se corresponden con su edad. Filma como si se la sudara todo (como al personaje protagonista), especialmente cuando Scorsese ha sido un cineasta atormentado por conceptos tan religiosos como han sido siempre la culpa, la redención y el sacrificio.  El lobo de Wall street (The wolf of Wall street, Martin Scorsese, 2013)
Como las películas más estilísticamente reconocibles de su realizador, no puede encuadrarse en un género únicamente: ¿comedia negra?, ¿sátira macabra, cínica e irónica sobre el mundo (extinto ya) de las altas finanzas en su modalidad de brokers?, ¿biopic?. Lo que resulta evidente es que se trata de una obra maestra. Un nuevo milagro del cine, estrenada en EEUU el pasado día de Navidad, y qué pedazo de regalo nos dio Scorsese en ese día. Esperemos que sus siguientes trabajos (en preproducción se encuentra la más importante y esperada, que no es otra que El irlandés (The Irishman), que volverá a reunir en pantalla por cuarta- o tercera, según se cuente a El padrino II o no- a De Niro y Pacino, y quién sabe si el film de gángsters definitivo, aunque quizás eso sea exagerar...) alarguen más aún si cabe la sombra de su obra.
 Os dejo el trailer en HD de El lobo de Wall Street



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