Las primeras noticias sobre la existencia de la especie se deben al naturalista y explorador alemán Eduard Rüppell, quien encontró al animal en 1835 en uno de sus viajes a Etiopía, por aquel entonces conocida como Abisinia. Rüppell envió un ejemplar al Museo Británico y pasaría mucho tiempo hasta que volvieron a tenerse noticias del cánido en Europa.
Ejemplar de lobo etíope (fuente)
Se trata de una especie endémica de las altiplanicies etíopes, donde vive confinada en siete sistemas montañosos aislados, entre los 3.000 y los 4.500 metros de altitud aproximadamente. Al norte del Gran Valle del Rift se le encuentra en varios sistemas montañosos, especialmente en las Montañas Simien. Al sureste del Rift africano se encuentra principalmente en las Montañas Arsi y el Parque Nacional de las Montañas Bale, donde habita la mayor población de la especie (con alrededor de 200 individuos). Viven en diferentes hábitats Afroalpinos, pero prefieren las áreas abiertas de herbáceas de escasa longitud y pastizales donde los roedores (su principal presa) son más abundantes, ya sean llanuras o zonas de pendientes suaves.
Área de distribución del lobo abisinio.
Su aspecto es similar al de un coyote, tanto en forma como en tamaño. Tiene extremidades característicamente largas y un hocico también largo y puntiagudo. El pelaje es de color rojizo o marrón anaranjado, con manchas blanquecinas en las partes inferiores del cuerpo y extremidades, la garganta, la cara y el interior de las orejas. Dos collares de color rojo ladrillo rodean el cuello. La parte terminal de la cola es de color negro. Las hembras se vuelven más amarillentas durante la época de cría y los juveniles tienen un pelaje gris carbón.
La longitud del cuerpo oscila entre 84 y 100 centímetros, con una altura en los hombros de hasta 62 centímetros y entre 11 y 20 kg de peso. Los machos son un 20% más grandes que las hembras. Los dientes son pequeños y ampliamente espaciados, lo que permite a estos animales manejar las pequeñas presas de las que se alimentan. Poseen grandes orejas que les ayudan a disipar mejor el calor.
Viven en grupos formados por entre 3 y 13 adultos, siendo animales altamente territoriales, por lo que marcan sus territorios con el olor de su orina y heces y sonidos que pueden ser escuchados a 5 kilómetros de distancia. Sin embargo, tienden a alimentarse individualmente. Existen fuertes vínculos sociales entre los miembros de un mismo grupo, que se saludan efusivamente. Los machos rara vez abandonan su grupo, pero las hembras frecuentemente buscan oportunidades de reproducción en otras manadas tratando así de evitar la consanguinidad. Dentro de un grupo, tan sólo la pareja dominante tiene derecho a reproducirse, ayudando los demás miembros al cuidado de la prole. Algunas hembras subordinadas llegan incluso a amamantar a los cachorros. Fuera de su grupo de origen todos los lobos tienen derecho a reproducirse con miembros de otros grupos.
Sello postal de Etiopía mostrando un lobo etíope (fuente).
El lobo etíope es principalmente diurno, aunque puede tener más actividad crepuscular o nocturna en caso de verse amenazado por la presencia humana. De hecho, el animal está siendo desplazado en parte de su rango de distribución por la presión de los cultivos agrícolas. Como ya se ha apuntado, sus presas favoritas son los roedores, especialmente la rata topo gigante (Tachyoryctes macrocephalus), que compone hasta un 40% de su dieta. También se alimenta de liebres y carroña. Prefieren cazar en solitario presas de pequeño tamaño y en raras ocasiones se les ve juntarse en grupo para dar caza a cabras domésticas o pequeños antílopes.
Se ha observado un curioso comportamiento en relación con la alimentación de estos animales. Un estudio de campo ha descubierto que los lobos etíopes han acostumbrado a las manadas de gelada (Theropitecus gelada) a su presencia, dejando pasar la oportunidad de capturar a los juveniles de estos parientes cercanos de los babuinos con el fin de ser más eficientes en la caza de roedores. Los gelada viven en grandes manadas de 200 a 1.000 animales y se alimentan de plantas herbáceas. Los investigadores vieron que la probabilidad de éxito de los lobos que cazaban "infiltrados" entre las manadas de monos se incrementaba notablemente, desde un 25% de intentos con éxito en los lobos que cazan por su cuenta, hasta un 66.7% de casos exitosos en los lobos que cazan dentro de las manadas de geladas. Se piensa que de alguna manera la presencia de la manada de monos facilitaría el encuentro de los lobos con los roedores, ya sea por el efecto de los gelada sobre la vegetación, que provocaría la salida de los roedores de sus madrigueras, o bien porque los monos crean una interferencia visual y sonora que hace más difícil para los roedores detectar a sus depredadores.
Son varias las amenazas que se ciernen sobre una ya de por sí diezmada especie. La pérdida de su hábitat natural relacionada con una agricultura de subsistencia está provocando que el lobo etíope se vea obligado a migrar a zonas cada vez más elevadas. La presencia de explotaciones ganaderas y la construcción de carreteras también contribuyen a la destrucción de su hábitat.
Otra de las amenazas para la especie es la hibridación con los perros domésticos, que pone en peligro su integridad genética.
En el pasado eran perseguidos por los ganaderos, que consideraban a estos animales una especie peligrosa para el ganado. Hoy en día no hay muchos problemas en este sentido, ya que en muy pocas ocasiones atacan a los animales domésticos.
Por último, hay que recalcar el peligro que tienen para estos lobos enfermedades como la rabia. El profesor de la Universidad de Oxford Claudio Sillero y su equipo del "Ethiopian Wolf Project" han identificado cuatro brotes principales de rabia en los Montes Bale, donde vive la mayor población del animal: en 1991, en 2003, en 2008 y en 2014. Con cada uno de estos brotes la población sufrió un declive de hasta el 75%. Debido a las dificultades que presentaba el uso de una vacuna de la rabia inyectable en los lobos, los investigadores comenzaron a experimentar con una vacuna oral, impregnando carne e intestinos de cabra que serían ingeridos por los animales. Comprobaron que el 86% de los lobos que ingirieron la vacuna resultaron eficazmente inmunizados contra esta enfermedad vírica. Además se ha llevado a cabo una campaña de vacunación y esterilización de los perros domésticos y sus híbridos en la zona de los Montes Bale.
Por todas estas razones, el lobo etíope está catalogado como especie en peligro de extinción por la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza). La especie cuenta con una total protección por parte de las autoridades etíopes desde 1974. Matar a uno de estos animales puede suponer una condena superior a dos años de cárcel. Actualmente está en marcha en Etiopía el Programa de Conservación del Lobo Etíope, bajo la dirección del profesor Claudio Sillero, Jorgelina Marino y Eric Bedin.
Más información sobre el lobo etíope:
Vídeo sobre el programa de conservación explicado por sus directores
http://www.iucnredlist.org/details/full/3748/0
http://www.arkive.org/ethiopian-wolf/canis-simensis/
http://www.animalesextincion.es/articulo.php?id_noticia=000216&titulo=Lobo_etiope_(Canis_simensis)
https://es.wikipedia.org/wiki/Canis_simensis
https://www.loboswiki.com/lobo-etiope
https://www.wolfworlds.com/es/lobo-etiope/
https://www.sciencedaily.com/releases/2015/06/150622085224.htm
https://www.ecured.cu/Lobo_et%C3%ADope
https://animaldiversity.org/accounts/Canis_simensis/