Fútbol. Es escuchar esa palabra y evocarnos esa salida del colegio cada viernes pensando: “comienza una nueva jornada”. Evocarnos a ese abuelo que nos cuenta cómo eran los campos de fútbol antaño, cómo se manchaban las piernas de barro, y que, poco a poco, nos iba inyectando esa pasión por el balompié. Evocarnos a los nervios de ver a tu equipo frente a una afición entregada, a la bolsa de palomitas en el microondas tres minutos antes del pitido inicial, al comentarista narrando las alineaciones, esperando que el mister haya elegido a esos jugadores por los que tu apostarías.
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