El corazón de la moda mundial volvió a latir con fuerza en Milán, donde la Semana de la Moda Primavera/Verano 2025 ofreció un espectáculo de creatividad y vanguardia. Con un calendario que arrancó el 16 de septiembre y finalizó el 23, este año se vio la participación de grandes nombres como Fendi, Prada y Moschino, junto a nuevas voces que traen frescura al panorama.
Una de las novedades más notables fue la expansión del calendario, que permitió un respiro entre los más de 200 eventos, algo que tanto organizadores como asistentes apreciaron. Esta Semana de la Moda fue una ventana abierta a las tendencias que dominarán la temporada, donde la nostalgia por décadas pasadas se mezcla con la búsqueda de un estilo contemporáneo y experimental.
La ligereza del lujo en Fendi
El desfile de Fendi abrió con una referencia a los años 20, una época que siempre ha evocado glamour y liberación femenina. La colección presentada por Kim Jones destacó por el uso de siluetas fluidas, vestidos de organza y detalles de pedrería que nos recuerdan al estilo flapper. Esta inspiración en los "locos años 20" se mezcló con toques modernos, como los bordados de cristal en calcetas que dieron un aire futurista a la colección.
El juego entre lo clásico y lo contemporáneo fue evidente, no solo en los diseños, sino en la escenografía del desfile, con un set blanco casi futurista que contrastaba con la riqueza de los tejidos. La colección demostró una vez más que Fendi es sinónimo de elegancia atemporal, adaptada a los nuevos códigos de la moda.
Prada y la reinvención de lo cotidiano
El dúo Miuccia Prada y Raf Simons en Prada volvió a sorprender con una colección que celebra la individualidad. Lejos de buscar la coherencia temática, los diseñadores apostaron por la diversidad de estilos y siluetas. Prendas que mezclaban lo clásico y lo vanguardista desfilaron, donde lo "conservador" se enfrentaba a lo "fetichista". Camisas desestructuradas, faldas satinadas y prendas con detalles de argollas metálicas crearon un ambiente de eclecticismo, reforzando la idea de que la moda actual no sigue una sola narrativa.
El mensaje fue claro: cada individuo debe encontrar su propio estilo entre las múltiples opciones que ofrece la moda, un reflejo de la vida moderna impulsada por algoritmos que filtran la realidad de cada persona.
Moschino y el juego subcultural
La colección de Moschino sorprendió desde el primer momento, al partir de un elemento tan sencillo como una sábana blanca. Adrian Appioloza, en su segundo desfile para la casa, exploró la idea de cómo lo ordinario puede convertirse en extraordinario. Las piezas presentadas se inspiraban en esta sábana básica, transformada en vestidos, abrigos y conjuntos que desafiaban las expectativas del público.
La colección también se apoyó en una estética lúdica y subcultural, con referencias que iban desde el grunge hasta el estilo biker, sin olvidar los icónicos gráficos de los años 80, que aportaron un toque retro. Los accesorios, como bolsos en forma de bolsas de té o botellas de detergente, reforzaron esa idea de que la moda puede ser divertida y a la vez profunda.
Gucci sigue rompiendo esquemas
La colección de Gucci continuó con la esencia rebelde y teatral que ha caracterizado a la marca bajo la dirección de Alessandro Michele. Este año, la firma presentó una mezcla audaz de estilos que rompían con las convenciones de la moda tradicional, destacando influencias de los años 70 y 80, pero con un toque contemporáneo.
Colores vibrantes, estampados exagerados y una combinación de lo formal con lo casual marcaron la pauta. Michele apostó por la libertad de expresión a través del estilo, una celebración de la individualidad que desafía las normas. Gucci volvió a demostrar que el lujo puede ser tanto experimental como inclusivo.
Versace redefine el glamour
En su colección para la temporada estival, Versace llevó el glamour a un nivel superior. Donatella Versace, fiel a su estilo exuberante, presentó una colección que abrazó una sensualidad desbordante y sin complejos. Los vestidos adornados con cristales, los cortes atrevidos y los tonos neón dominaron la pasarela, reflejando la confianza y el poder que la marca siempre ha celebrado.
Inspirada en la opulencia de la antigua Grecia, la colección incorporó drapeados que evocaban las esculturas clásicas, combinados con una estética moderna y ultrabrillante. Versace continúa explorando nuevas formas de lujo, siempre con la firmeza de una marca que sabe cómo empoderar a través de la moda.
Dolce & Gabbana celebra la tradición
En su colección Dolce & Gabbana rindió homenaje a la cultura italiana, con especial énfasis en Sicilia. Encajes, transparencias y bordados fueron los protagonistas en una propuesta que celebraba la feminidad clásica, pero con un enfoque moderno.
La elección de materiales naturales, como el lino y el algodón, junto con técnicas de artesanía, aportaron una atmósfera nostálgica, pero actual. Dolce & Gabbana reafirma su dedicación a la belleza tradicional, sin perder de vista las necesidades de la mujer contemporánea.
Emporio Armani hacia una elegancia fluida
La colección de Emporio Armani rompió con las barreras tradicionales de la moda masculina y femenina. Con su propuesta titulada "Future Perfect", la firma presentó un desfile donde las prendas se movían entre lo clásico y lo relajado, con una clara inclinación hacia la fluidez de género. Las siluetas de blazers sobredimensionados y trajes de corte cómodo reflejaban una elegancia informal, ideal para el ritmo de la vida urbana moderna
El uso de colores neutros y tejidos ligeros marcó una atmósfera de sofisticación sin esfuerzo, que permitió a la colección destacar tanto en su estilo como en su comodidad. Esta visión demuestra que Emporio Armani sigue siendo sinónimo de una moda práctica y cosmopolita, pero siempre con un toque de modernidad.
Bottega Veneta explora el lujo artesanal
La propuesta de Bottega Veneta dejó claro que el lujo no tiene que ver solo con la ostentación, sino también con la precisión y el trabajo artesanal. Los característicos tejidos de cuero trenzado de la casa fueron reinterpretados esta temporada, mostrando la maestría técnica que define cada pieza. Aunque a simple vista las prendas pueden parecer sencillas, en realidad esconden una gran complejidad en su confección.
La paleta de colores neutros y las formas fluidas añadieron un toque minimalista a la colección, mientras que las proporciones experimentales ofrecieron una nueva perspectiva sobre el lujo contemporáneo. Bottega Veneta, fiel a su tradición, continúa consolidándose como una casa que prioriza la calidad y el diseño atemporal, más allá de las tendencias fugaces
Max Mara y el rigor matemático en la moda
La colección de Max Mara tomó como inspiración la figura de Hipatia de Alejandría, la matemática y astrónoma de la antigüedad. Con este punto de partida, la pasarela presentó prendas estructuradas que recordaban las proporciones geométricas y el rigor científico. Los pliegues estratégicos en las cinturas y los cortes limpios evocaron las enseñanzas de Pitágoras, añadiendo un toque de intelectualidad a la moda.
La combinación de abrigos ligeros, camisas blancas impecables y blazers sobrios reflejó el enfoque pragmático de Max Mara, que busca simplificar el vestuario de la mujer moderna sin renunciar al lujo y la elegancia.
BOSS apuesta por la simplicidad poderosa
Con una propuesta enfocada en la sofisticación minimalista, BOSS presentó una colección que celebró el poder de la simplicidad. La firma se mantuvo fiel a su esencia con prendas estructuradas y líneas limpias que realzaron la funcionalidad sin perder un ápice de elegancia. Los tonos neutros, como el gris y el beige, fueron los protagonistas, dando vida a una paleta sobria pero impactante.
Los materiales de alta calidad, como el cashmere y la lana, aportaron un toque de lujo a las piezas clave: abrigos largos, trajes y capas, perfectos para quienes buscan una estética impecable y cómoda. El enfoque de BOSS se centra en la atemporalidad, creando looks que destacan por su versatilidad y capacidad de adaptación a distintos contextos, desde lo formal hasta lo casual.
Marni regresa a Milán con una nueva perspectiva
Tras recorrer ciudades como Nueva York y Tokio, Marni regresó a Milán para presentar su última colección. Este retorno marcó un cambio en el enfoque de Francesco Risso, quien decidió presentar su desfile en la sede de la marca, en un escenario cargado de simbolismo. El vasto espacio estaba cubierto de sillas de bistró dispuestas en ángulos desordenados, por donde los modelos desfilaban al ritmo de la música en vivo de Dev Hynes. Esta elección reflejó un regreso a sus raíces, tanto geográficas como creativas, después de temporadas más experimentales.
El desfile, aunque teatral, mostró una evolución hacia un estilo más refinado y romántico. Las siluetas ajustadas, los detalles florales y los abrigos de ópera destacaron por su elegancia, mientras que la mezcla de toques masculinos y femeninos ofrecía un juego de contrastes. Marni logró capturar una visión de belleza efímera, abrazando lo excéntrico sin perder el glamour pulido que caracteriza su nueva era.
Tecnología y moda: una fusión inevitable
La tecnología también tuvo un papel crucial en las colecciones de diseñadores más establecidos, como Prada. Miuccia Prada y Raf Simons abordaron cómo los algoritmos influyen en las decisiones de estilo, explorando el impacto de la tecnología en la moda moderna. La colección reflejó una yuxtaposición entre lo conservador y lo vanguardista, creando un caos estilístico que imita el flujo constante de información que experimentamos en la era digital.
Los accesorios también mostraron esta convergencia tecnológica. Prada presentó gafas con visores futuristas y bolsos con detalles metálicos y brillantes que recordaban a piezas de ciencia ficción, marcando una tendencia hacia el futurismo en la moda de lujo.