Ayer se cumplieron ochenta años del principio del fin de la guerra mundial. Unas de las potencias totalitarias, la Alemania nazi, atacó a la otra, la Unión Soviética comunista, y comenzó a cavar su tumba. Lo recordaba Altares en El País, con una foto de un asesinato en Letonia que sigue estremeciendo, tantos años después. ¿Qué se tiene en la cabeza para matar así a unos civiles, compatriotas, desarmados, cazándolos como si fueran conejos?