Christian Bale ha demostrado en varias ocasiones que no le importa sacrificar su físico para conseguir un buen resultado en un film. Pero sin duda alguna el mayor de estos esfuerzos lo realizó al rodar El maquinista (2004). Perdió muchísimos kilos, se quedó completamente en los huesos, y puso en juego no solo su salud si no que también su vida, el director temió por su vida durante todo el rodaje.
En El maquinista se nos presenta a Trevor Reznick, un tipejo con apariencia de cadáver andante que lleva un año sin dormir, y claro, esto le empieza a pasar factura. Después de un pequeño error en la fábrica en la que trabaja, un compañero suyo pierde un brazo por culpa de un despiste de Trevor. Comienza a ver a un extraño personaje llamado Ivan que tiene una mano deforme, y que parece que solo lo conoce Trevor. En su apartamento aparecen notas, que él no ha escrito, retándolo a jugar al ahorcado, una misteriosa palabra que irá desvelándose poco a poco. Comienza a desconfiar de las pocas personas con las que tiene trato. El sueño y la vigilia se mezclan en una pesadilla en la que nada parece ser real.
La película se desarrolla en un ambiente malsano en una constante tensión, hasta el punto de conseguir que temas incluso mirar una simple fotografía. Cierto es que el guión es artificioso y tramposo, algo mil veces visto en el cine y que a mí personalmente me parece a estas alturas casi insoportable. Pero está tan bien llevado que no tiene importancia. El director Brad Anderson mantiene a la perfección el pulso de la película, y sabe como manejar a sus espectadores por este mundo sin que resulte especialmente insultante una solución de este estilo, aunque el guión también ayuda, a pesar de los evidentes fallos consigue llevar los sucesos mucho mejor que otros que han intentado esto mismo.
El maquinista es una película algo extraña, tanto como película como por todo lo que la rodea. Es una producción española, de hecho una de las actrices principales es Aitana Sánchez-Gijón, y gran parte de los que se encuentran tras la cámara también lo son. El film destaca, además de la dirección de Anderson y de la actuación de Bale, por una excelente fotografía de Xavi Jiménez, un dinámico montaje de Luis De La Madrid, y, por supuesto, una grandísima banda sonora compuesta por Roque Baños (Balada triste de trompeta), que consigue una extraña incomodidad con una música aparentemente cotidiana en algunas ocasiones.
En resumen El maquinista es una película tremendamente recomendable ya que está llena de grandes artistas haciendo un gran trabajo y consiguen un resultado realmente inquietante.