Los amantes de la lectura sabemos bien que cada escritor tiene su mundo y que por medio de sus obras podemos conocer todos los mundos, porque cada libro es una puerta a cada mundo. Esto es lo maravilloso de la lectura.
Sabido es que las empresas editoriales acostumbran formar colecciones, es decir, series de libros que se refieren a temas literarios, científicos, educativos, etcétera, pero dentro de estas colecciones no es lo mismo un libro que otro, ya que, como las personas, son todos individuales, diferentes.
En cada libro late un pulso distinto, a veces alegre, otras melancólico, cuando no misterioso o fantástico. Por esto, algo aparentemente tan sencillo como una colección de libros, no sólo puede llenar una biblioteca sino impulsar en determinados momentos, toda una vida.
En uno de tantos casos, una editorial española del siglo pasado creó la colección “Todolibro”, pensada “para lectores que atraviesan un momento difícil porque han dejado atrás la infancia y se sienten solitarios, como si hubieran abandonado un abrigo que les quedaba pequeño y sintiesen sin él, algo de frío”.
Ciertamente, la soledad se alivia con la comunicación, y ésta puede llegar a veces en forma de libro.
Entre las publicaciones de la serie “Todolibro” figuran obras como “Platero y yo”, de Juan Ramón Jiménez; “20,000 leguas de viaje submarino”, de Julio Verne; “La llamada de la selva”, de Jack London; “La isla del tesoro”, de Robert L. Stevenson, y otras igual de importantes.
Felicidades a quienes ya disfrutan el maravilloso mundo de los libros, y a los que no, los invito a que lo hagan.
Vamos a leer porque el saber te hace valer.
javiermedinaloera.com
Artículo publicado por la revista México Rural en su edición de septiembre de 2017.