Las primeras noticias de la existencia de leones moteados llegaron a oídos de los occidentales a través del Coronel Richard Meinertzhagan, quien había escuchado varios testimonios de los marozi entre 1903 y 1908 en las montañas de Kenia. Esos testimonios fueron entendidos más bien como un mito propio de los nativos de aquellas tierras. En 1924 el Capitán A. Blayney Percival informó haber cazado una leona y sus cachorros, los cuales eran todos moteados. Afirmó que la leona tenía una piel con rosetas bien visibles, al igual que sus cachorros. Cabía la posibilidad de que algunos individuos retuvieran sus manchas juveniles durante mucho más tiempo de lo habitual. En 1931, el Capitán R.E. Dent, guardabosques keniata a cargo de la Sección de Pesca, observó cuatro leones moteados que cruzaron el camino por delante suyo, a unos 3.000 metros de altitud. Según afirmó más tarde, parecían más oscuros y más pequeños de lo habitual, se trataba de un tipo muy diferente de león. Dent no le dio mucha importancia a este avistamiento, hasta que, unos meses después, varios de sus empleados le comunicaron que habían atrapado un animal que no era ni un león ni un leopardo, sino que parecía un cruce entre ambos. Por razones desconocidas no fueron capaces de traer de vuelta al animal, y no pudieron conservar su piel.
Idealización del marozi por Bill Rebsamen (Shukernature.com).
Volviendo al primer caso documentado, es decir, a los dos leones abatidos por Trent en 1931, eran un macho y una hembra, aunque la melena en el macho era muy escasa, casi inexistente. A partir del tamaño de las pieles se determinó que su edad era de al menos 3 años, es decir, la edad púber. Dichas pieles eran moteadas, a pesar de que los leones pierden sus manchas mucho antes de los tres años de edad. Además las manchas no mostraban signos de decoloración. La falta de un esqueleto, o al menos de un cráneo, hizo que los funcionarios del Departamento de Caza keniata no pudieran llegar a un veredicto acerca de la edad exacta o la especie a la que pertenecían los dos ejemplares. Kenneth Gandar Dower, un cazador de caza mayor, examinó las pieles de Trent y escribió sobre ellas: "Parecen pertenecer a leones de 2 ó 3 años. Las rosetas con las que nacen la mayoría de los leones no muestran signos de decoloración en ellos. Algunos especímenes inusualmente conservan sus manchas hasta una edad avanzada, pero no en un grado comparable a estos dos ejemplares, con rosetas no sólo distribuidas por las piernas y los flancos, sino por todo el cuerpo."Precisamente Kenneth Dower fue el primero en liderar una expedición para encontrar al marozi, convencido de que debía existir en la región una especie de felino aún desconocida para la ciencia. Sin embargo, en sus expediciones, Dower sólo fue capaz de encontrar rastros y otras pruebas circunstanciales de la existencia de estos animales. Las huellas de mayor tamaño que encontró eran demasiado grandes para tratarse de un leopardo, pero demasiado pequeñas para pertenecer a un león, y no encajaban con la hipótesis de un león joven, ya que aquellos animales parecían haber estado acechando a un búfalo, por tanto debía tratarse de ejemplares adultos. No mucho tiempo después, fueron encontradas nuevas huellas a una altitud de unos 3.800 metros. Tras examinarlas, se determinó que pertenecían a un macho y una hembra de marozi, entre otras cosas debido a la gran altura a la que fueron encontradas. Un guía keniata de la expedición había descrito a Dower su encuentro con dos marozi un par de semanas atrás. Según él, eran un macho y una hembra que se encontraban jugando al sol y eran más pequeños y más esbeltos que sus parientes de las llanuras.
Piel de uno de los leones moteados cazados por Trent. Publicada en el libro "The spotted lion" de Kenneth Gandar Dower (1937).
La publicación del libro "El león moteado" por Dower atrajo gran atención y sacó a la luz nuevas pruebas. La más interesante vino de la mano de G. Hamilton Snowball, quien recordó en una carta a la revista "The Field" una aventura vivida en la cordillera de Los Aberdares. Había abatido un animal que en principio parecía ser un leopardo, sin embargo, se dio cuenta de que era demasiado grande y oscuro. Sus guías nativos le indicaron que se trataba de un damasia, no de un chui (leopardo). Según ellos, era tan diferente de un leopardo, como un león lo era de un marozi. Hamilton les preguntó qué era un marozi y ellos inmediatamente le respondieron que se trataba de un animal más pequeño que un león, que generalmente era visto en parejas, aunque esto ocurría en pocas ocasiones y normalmente a gran altitud. Más tarde, en la primavera de 1923, Hamilton asegura haber visto junto a sus guías nativos a dos marozi a una altitud de unos 3.500 metros. Los guías reconocieron inmediatamente a los animales, quienes asustados por los humanos, se escondieron rápidamente en la espesura del bosque. Investigaciones posteriores dieron a conocer que los nativos hacían una clara distinción entre simba (león) y marozi (león moteado de montaña). Afirmaban que los leones nunca subían a tales alturas, sin embargo las altas montañas eran el hábitat del marozi.HIPÓTESIS SOBRE EL MAROZI
1) Híbrido entre especies. Los casos de hibridación entre un león y un leopardo están bien documentados en cautividad, y la descendencia muestra unos rasgos que encajan bastante bien con el aspecto que debe tener un marozi. Sin embargo, no se ha documentado el cruzamiento entre estos animales en estado salvaje, donde se supone que sería mucho más difícil debido a varias razones, como el diferente estilo de vida de ambas especies.
Aspecto de un leopon (híbrido entre leopardo y león). Foto de Kent Gavin (Shukernature.com).
2) Aberración genética. El aspecto del marozi puede ser el resultado de la expansión de un gen recesivo en una población de leones como consecuencia de una elevada tasa de endogamia. Esta mutación haría que los leones retuviesen sus manchas en la edad adulta y sería causa también del menor tamaño de los individuos. Sin embargo, esto no explicaría su preferencia por el bosque en lugar de sabana, ni las elevadas altitudes en las que habita.
Robert Foran, en un artículo publicado en "The Field" en 1950, sugiere que podría tratarse de ejemplares de león somalí (Panthera leo somalica), una variedad de león más pequeña, más pálida y con melena más escasa que otros leones africanos, que habrían establecido una población en la región de Los Aberdares (Kenia) y entre los cuales habría algunos individuos aberrantes que retendrían una piel moteada en la edad adulta.
Según el zoólogo Karl Shuker, se trata de la evolución de una versión de montaña del león, especialmente adaptado a vivir en los bosques, en los cuales su pelaje moteado, menor talla y la casi ausencia de melena en el macho, serían caracteres favorables para tener éxito en la caza en dicho tipo de hábitat.
3) Individuos subadultos. Parece no ser una hipótesis muy consistente, debido a que se han encontrado ejemplares de edad adulta que retenían su pelaje moteado.
4) Un nuevo taxón. El criptozoólogo belga Bernard Heuvelmans, propuso en 1955 que el marozi era una nueva especie, a la que bautizó con el nombre de Leo maculatus.
Otra imagen de un leopon (Messybeast.com).
Actualmente el marozi es poco recordado y puede que no haya sobrevivido más allá de la mitad del siglo XX, ya que desde los años 40-50 de dicho siglo los informes sobre avistamientos son prácticamente inexistentes.Más información sobre el marozi:
Vídeo sobre el marozi (youtube)
http://messybeast.com/genetics/lions-spotted.htm
Híbridos entre especies de felinos
http://www.lairweb.org.nz/tiger/marozi.html
El marozi y otros felinos misteriosos en el blog de Karl Shuker
Híbridos entre leopardos y leones