Revista Cultura y Ocio

El marqués de Pombal y los jesuitas

Publicado el 01 agosto 2018 por Academiacruellas

Fue en Portugal donde se inició el ataque a los jesuitas, y donde se expulsó al partido clerical de la Corte. Todo ello fue obra del Marqués de Pombal, que fue nombrado ministro de Asuntos Exteriores y Guerra en 1750. Pombal había sido diplomático en Londres y Viena, don de se casó con una mujer de linaje, pero sin dinero. Regresó a Lisboa, donde predominaba el partido clerical. Ahora bien, obtuvo el apoyo de Luis de Cunha, noble de una gran influencia y opuesto al gobierno inactivo de la época. Además, su mujer, austríaca, entró en contacto con la reina, austríaca también. Cuando murió el rey Juan le sucedió su hijo José I, el cual no mostraba ningún interés por el gobierno. ¿Como fue nombrado ministro el marqués de Pombal? Verdaderamente es un misterio. Ahora bien, una vez en el cargo su habilidad y rapidez para resumir los asuntos al rey José le aseguraron quizá su influencia sobre el rey, que se mantuvo durante toda su vida. Pombal asumió que el partido clerical podían ser una amenza para él. Además, la reina madre, protectora de Pombal, se fue vinculando cada vez más al jesuita italiano Gabriel Malagrida. ¿Cuáles fueron los motivos para atacar a los jesuitas? Es posible que los jesuitas despertasen una antipatía especial a causa de sus intrigas para influir en la Corte portuguesa, en España y en Sudamérica sobre las negociaciones hispano-portuguesas acerca del intercambio de Sacramento por una parte del Paraguay. Tanto España como Portugal querían realizar el intercambio, porque Sacramento tenía poco valor para los portugueses, ya que sólo servía a los británicos de base para descargar su contrabando con destino a los terrritorios españoles en Sudamérica, mientras que la parte del Paraguay, a pesar de formar parte del imperio español, estaba gobernado de hecho por los jesuitas, que se oponían vigorosamente a dicho intercambio. En algunos casos incluso incitaron a la insurrección, y explotaron al máximo su capacidad de intriga tanto en la Corte española como en la portuguesa. A pesar de ello no pudieron evitar la realización del tratado de intercambio, que ya había sido acordado por ambos gobiernos antes de que Pombal entrar en funciones. Sin embargo, la puesta en práctica del tratado fue encomendada al gobierno de Pombal, y éste supuso acertadamente que los jesuitas estaban detrás de la oposición organizada. Un grupo de ellos fueron expulsados de paraguay y regresaron a Portugal en actitud amenazadora.

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