Ya decíamos el otro día que el Real tenía un problema en su medio centro cuando se enfrenta a equipos solventes, y el Atlético lo es en el centro del campo sobre todo, donde sus jugadores meten la pierna con ganas y hasta con criterio. Porque ya no se puede hablar solo de intensidad en el equipo de Simeone; hay que destacar también su calidad. Desde Tiagoo Suárez, da igual quien juegue, hasta Raúl García o Arda, que tanto monta siendo tan diferentes, pasando por el omnipresente Gabi o el imprescindible Koke, aunque el sábado aportara poco tiempo; todos juegan a lo mismo, con la aparición estelar del novedosísimo Saúl, que vaya partido se marcó contra los merengues con golazo incluido.
En realidad todo el equipo rojiblanco voló a gran altura sobre unos merengues ‘conejiles’, cuan gran ave rapaz avistando a su presa para lanzarse en picado en el momento propicio. Y mientras, como el político socialista leonés innombrable por nefasto, Ancelotti contando nubes. Porque no se explica otra cosa siendo reincidente en el error. Cuando se enfrenta a los del Calderón sigue soñando con la final de Lisboa, sin percatarse de dos circunstancias evidentes para algunos. Vamos a ver, a esa final llegó un Atlético muy mermado físicamente y aún así estuvo a punto de ganarle la Champions. Hecatombe blanca que no ocurrió por la suerte de marcar Ramos a falta de segundos, y que seguramente hubiese ocasionado cambios radicales desde las altas esferas del club. Pero no se produjo, y de esos polvos estos lodos. Fíjense en una coincidencia con el partido del cuatro a cero: tampoco allí tuvo el Madrid un medio centro al uso; Alonso, sancionado, no jugó. Ya sé que las lanzas se volverán contra Casillas, por sus mano blanda en el primero gol, o contra la blandenguería en las bandas, sobre todo en la izquierda, y seguramente también contra el pasotismo de sus delanteros, como decíamos al principio. También se culpará al medio campo madridista en general o se obviará el enorme partido que hicieron los medios colchoneros, contra el que pocos equipos del mundo hubieran hecho algo, pero si se mira el partido hasta el tres a cero, cuando todo se acabó, verán que salvo esos diez o quince minutos finales del primer tiempo, con Kroos sacando el balón jugado entre los centrales, y los cinco primeros del segundo, el Real fue impotente. Y es que se notó también mucho la ausencia del factor que demasiadas veces suple las carencias del alemán en ese puesto; Ramos no estuvo para hacerle la cobertura. Ahí, en esa carencia y en tal ausencia, el Madrid de Ancelotti perdió el partido. Otra cosa fue la goleada, que solo hay que achacarla al partidazo del Atlético. Sus delanteros, sus dos flechas laterales, Juanfrany Siqueira, y sus medios, fueron muy superiores a los madridistas; como el técnico argentino sobre el italiano. Mucho tendrá que cambiar el Madrid si quiere optar a los títulos, sobre todo en actitud – en Córdoba ganó de chiripa y el Sevilla le regaló los puntos en el Bernabéu fallando goles- pero básicamente deberán solucionar el problema del medio centro. Ese olivo clave necesita urgentemente un mochuelo de respeto. Un jefe del centro del campo para que Kroos pueda ser el verdadero motor del Real Madrid; el jugador que junto a Cristiano marque las diferencias. Mientras, el Barça sigue a la expectativa. Ya veremos qué es capaz de hacer en Bilbao, porque allí deberá señalar a las claras que aspira al campeonato. Si no gana enviará el mensaje de que juega al futbito en lugar de al fútbol, con sus tres estrellas punteras regodeándose con triangulitos en el Nou Camp, porque fuera es donde se ganan los títulos de verdad. A domicilio se evidencia el verdadero carácter de los equipos, sobre todo el de los grandes; con el arrope de su parroquia suelen ser buenos.De todos modos, temo que este año el principal reto blaugrana puede estar con Bartomeu y otros en los juzgados. Por el bien del fútbol, espero equivocarme.