Hoy nos acercamos a uno de los restaurantes con estrella Michelín del Principado, a La Salgar de Gijón. Situado en el recinto del Muséu del Pueblu d´Asturies, y perteneciente a la familia Manzano, con el conocido Nacho y Esther a su cabeza, propietarios también del restaurante Casa Marcial de Arriondas con dos estrellas Michelín.
No es un local muy grande, pero su amplitud de espacios hace que te sientas muy a gusto en su salón. Amplias mesas y decoración sencilla, muy de agradecer. Un salón con una amplia cristalera al Pueblu dÁsturies que aporta gran luminosidad al local y proporciona unas vistas preciosas.
Tiene una carta sencilla, sin infinidad de platos, con la suficiente variedad como para cubrir cualquier paladar. Me llamo la atención no encontrar muchos platos que podríamos llamar de autor, tan solo unos entrantes. Quizá la televisión y figuras como Adriá, nos ha hecho asociar alta cocina con cocina de autor, y en este caso creo que La Salgar sirve para desmentirlo. En su carta podemos encontrar más platos tradicionales que de otro tipo, como croquetas, calamares, arroz con Pitu, fabada o paletilla de lechal asada. No obstante también tienes la posibilidad de disfrutar de alguna creación de Esther y Nacho Manzano.
De entrada te ponen mantequilla con sal para que vayas abriendo boca y un entrante de bonito marinado con crudites de verduras y helado de tomate. Muy rico, un sabor que recuerda el salpicón unido al tomate muy bueno.
Otro detalle es que te ofrecen tres tipos de pan a elegir. En nuestro caso un pan de chapata, un pan de maíz con pitas y un pan con aceitunas.
Mantequilla con sal
" data-orig-size="640,480" data-image-title="IMG_1722" data-orig-file="https://llinguallambiona.files.wordpress.com/2015/07/img_1722.jpg" class="attachment-thumbnail" width="150" aperture="aperture" />Calamares fritos de Tazones
" data-orig-size="640,480" data-image-title="IMG_1725" data-orig-file="https://llinguallambiona.files.wordpress.com/2015/07/img_1725.jpg" />Croquetas de jamón caseras
" />Pitu de Caleya guisado
" data-orig-size="640,480" data-image-title="IMG_1729" data-orig-file="https://llinguallambiona.files.wordpress.com/2015/07/img_1729.jpg" />Nosotros llegamos con la recomendación de tomar un arroz con Pitu, a lo que sumamos unos entrantes para hacer la espera más placentera. Nada más clásico, croquetas de jamón caseras “Casa Marcial” y Calamares de Tazones Fritos.
Que decir, simplemente perfectos. Los calamares de una calidad enorme, y un sabor delicioso, acompañados de una delicada ralladura de limón por encima, y las croquetas, muy cremosas, me hacían pensar en lo que a mí me cuesta hacer croquetas en mi casa con una masa mucho más densa y lo bien que estaban hechas las que tenía delante. La profesionalidad es un grado hasta para hacer croquetas.
En cuanto al Pitu, puedo decir sin ningún tipo de duda, que es el mejor que he comido de este tipo. Grano suelto y con el punto de cocción perfecto, y un intenso sabor a Pitu. Delicioso.
Me llamó la atención que no saliera emplatado pero a ver quién es el guapo que se pone a repartir trozos de Pitu en cada plato y que le toque a todo el mundo lo mismo…
De postre Cremoso de chocolate y té Alexandra, yogur y fresa en texturas. Muy rico, sobretodo el chocolate, pero el yogur tenía un sabor a vinagre muy intenso que no me dio más.
Pude probar el arroz con leche, el cual estaba perfecto y también la Galleta de naranja con crema inglesa y helado de mango, demasiado dulce para mi gusto.
Con el café, que por cierto estaba muy bueno, nos pusieron, cortesía de la casa, unas rosquillas de cacao con praliné, que parecían arandelas en acero corte, deliciosas, y unas galletas si imitan trozos de madera hechas de carbón dulce, muy buenas también.
Todo esto junto con agua mineral, pan y una botella de verdejo de Rueda costó por comensal aproximadamente 40 €.
En general está muy bien, aunque me dio la sensación de que estaban un poco apurados en el servicio. Entre un plato y otro, y entre que te toman nota o te toman nota del café pasaba mucho tiempo. De hecho a un camarero al servirnos los calamares y posar el plato en la mesa, del ímpetu se le cayeron unos cuentos por la borda. Quedo petrificado. Yo esperaba que me los quisieran retirar o algo, pero le dije, “no te preocupes no pasa nada” y pareció aliviarse y comenzar a respirar de nuevo.
Me llamó la atención también que sin haber terminado todas las mesas del local, estaban planchando los manteles de los que ya habían terminado. Lógicamente es una tontería, pero en un local como este me llamó la atención.
También he de decir que los baños no hacen justicia ni al salón ni a la comida que en él se sirve.
Resumiendo, y desde la ignorancia de aquel que es un simple cliente, no he podido ver cuál es la diferencia de un restaurante con o sin estrella Michelín, pero bueno si lo supiera quizá sabría más que muchísima gente. No obstante, lo importante, que en este caso es, sentirse a gusto y comer bien, La Salgar para mí es un cuatro lametones.
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