El mejor Boca del año perdió ‘la suerte’ y el invicto

Boca es aburrido, crea situaciones de gol a cuentagotas y siempre prefiere esperar antes que ser sorprendido. Eso decían cada vez que el equipo de Julio César Falcioni se iba de cada cancha victorioso y sumando partidos invictos, hasta contar 36. Y justo anoche, en la vuelta de la Copa Libertadores a la Bombonera, todo lo que venía ‘aburriendo’ no estuvo más y en el partido en el que más llegadas creó, el campeón del fútbol argentino encontró al que tenía la llave para abrir sus secretos. Por eso perdió Boca. Porque enfrente encontró a un Fluminense que fue ‘el Boca brasileño’, que le hizo honor al juego del xeneize y le terminó ganando con un par de actuaciones consagratorias.

Lo primero que cabe destacar es que Boca no mereció perder, ni mucho menos. Pero no solo por el hecho de haber convertido al arquero Cavalieri en figura, sino que también porque fue -a veces sin criterio- el que tomó las riendas de un partido que desde el arranque mostró que la visita ‘no tenía miedo a la Bombonera’. De la mano de la experiencia y categoría de Deco, la incansable vocación de recuperar de Diguinho, el talento incalculable de Thiago Neves (un jugador intelingetísimo al que los volantes de Boca nunca le encontraron la vuelta), la distinción de Fred (juega en cinco metros pero con todos los conceptos básicos del juego) y un Wellington Nem que hizo ver a Roncaglia y Caruzzo como dos amateurs.

Luego, tras destacar las virtudes de su rival, hay que decir que los de Falcioni se encontraron con un gol desde el arranque (tras un foul innecesario de Caruzzo y luego de que la defensa se metiera en el área antes de la ejecución) cuando todavía se acomodaban los dos equipos. Le costó pero lo emparejó con algunos destellos de un Riquelme que jugó el mejor partido del año. Pero la eficacia que tantas victorias le dio esta vez le terminó costando la derrota. Porque el uruguayo Silva se pareció más al de Gimnasia que al de Banfield y Vélez, porque Mouche arranca todas las jugadas bien y las termina siempre mal.

Si a eso le agregamos que Rivero está muy bajo de nivel (¿cuándo Ledesma tendrá una chance?) y que su reemplazo, Chávez, fue una contra en vez de una solución, el camino se hacía muy cuesta arriba. A pesar de eso llegó el empate de Somoza y todo hacía indicar que la cancha se iba a terminar inclinando tanto que la victoria era cuestión de minutos. Pero antes de que se termine de volcar hacia el arco brasileño apareció una contra que encontró a Wellington Nem dejando en ridículo a Caruzzo y a Deco llegando al vacío para poner el mazazo de nocaut. Porque si bien Boca después tuvo alguna chance para empatarlo no fue el mismo que en el primer tiempo.

El tiempo dirá si este golpe del Fluminense compromete la clasificación de Boca a octavos de final o lo hace más fuerte que nunca. Por lo pronto lo dejó sin nada, en lo que fue su mejor partido del año y en el que, como dijo Riquelme en alguna conferencia de prensa: “Se le acabó la suerte”.