Revista Cocina

El mejor objetivo es no tener objetivos, de Leo Babauta

Por Robertosancheze

Como algunas otras veces –la última fue 17 razones por las que no estás adelgazando, por Mark Sisson–, hay textos de otros autores que marcan un antes y un después cuando llegan a tus manos. Me gusta traducirlos y guardarlos. Hoy comparto The best goal is no goal, de Leo Babauta.

El mejor objetivo es no tener objetivos

“Con el pasado no tengo nada que hacer; tampoco con el futuro. Vivo ahora”

Ralph Waldo Emerson

La idea de tener objetivos concretos y alcanzables parece estar profundamente inculcada en nuestra cultura. Sé que he vivido con objetivos durante muchos años, y de hecho una parte importante de mis artículos en mi blog Zen Habits tratan sobre cómo marcar y conseguir objetivos.

Actualmente, de todos modos, para la gran mayoría de mis asuntos vivo sin objetivos. Es totalmente liberador y, contrariamente a lo que te han enseñado, no quiere decir en absoluto que vayas a dejar de conseguir cosas.

Significa que dejas de estar limitado por los objetivos.

Considera este tópico: “Nunca llegarás a ningún lugar a no ser que sepas adónde vas”. Esto parece ser de un gran sentido común pero, si te paras a pensar, no tiene nada de obvio o cierto. Prueba con un simple experimento: sal a la calle y camina en cualquier dirección, y siéntete libre de cambiar de dirección aleatoriamente. Después de veinte minutos, de una hora… ¡estarás en algún sitio! Lo que pasa, simplemente, es que no sabías que acabarías llegando allí.

Y ahí está el quid de la cuestión: tienes que abrir tu mente para llegar a lugares donde nunca hubieras esperado llegar. Si vives sin objetivos, explorarás nuevos territorios. Aprenderás algunas cosas inesperadas. Acabarás en lugares sorprendentes. Esa es la belleza de esta filosofía, aunque también representa una transición algo complicada.

Hoy, prácticamente vivo sin objetivos. Ahora, como entonces, me vienen objetivos a la cabeza, pero dejo que se marchen. En realidad, vivir sin objetivos nunca ha sido un objetivo para mí… Es solamente algo que estoy aprendiendo con lo que disfruto más, que es increíblemente liberador, que funciona con el estilo de vida que he desarrollado de seguir mi pasión.

El problema con los objetivos

Antes solía marcarme uno o tres objetivos por año, y después sub-objetivos cada mes. Entonces determinaba qué pasos debía seguir cada semana y cada día, e intentaba enfocar mis días en esos pasos.

Desafortunadamente, nunca funcionó a la perfección. Ya lo sabes. Sabes que necesitas trabajar cada acción de cada paso, y tratas de mantener en mente tu objetivo final para motivarte.  Pero esa acción es algo que no te apetece hacer para nada y acabas dejándola para más adelante. Haces otras cosas, o miras tu email o Facebook, o haces el gandul un rato.

Y así tus objetivos semanales y mensuales se atrasan o los dejas a un lado, y te lamentas por ello y por no tener suficiente disciplina. Y los objetivos se hacen más difíciles de alcanzar. ¿Y ahora qué? Bien, revisas tus objetivos y vuelves a determinarlos. Entonces creas una nueva lista de sub-objetivos y planes de acción. ¡Sabes hacia dónde vas porque tienes objetivos!

Por supuesto, en realidad nunca consigues llegar allí. A veces alcanzas el objetivo y te sientes como nunca. Pero la mayoría de veces no los consigues y te sientes culpable.

Aquí está el secreto: el problema no eres tú, ¡es el sistema! Los objetivos, como sistema, te empujan al fracaso.

Incluso cuando haces las cosas completamente bien, nunca es la manera ideal. ¿Por qué? Porque estás extremadamente limitado por tus acciones. Cuando no te apetece hacer algo tienes que obligarte a hacerlo. Tu camino ya está trazado, por lo que ya no tienes sitio para explorar nuevos territorios. Tienes que seguir el plan, incluso cuando te encantaría hacer cualquier otra cosa.

Algunos sistemas sobre objetivos son más flexibles, pero nada tan flexible como no tener objetivos.

Cómo funciona

Entonces, ¿cómo es una vida sin objetivos? A la práctica, es muy diferente a una con objetivos.

No fijas un objetivo por año, ni por mes, ni por semana o día. No te obsesionas con monitorizar tu vida o pasos o acciones. Ni tan sólo necesitas una lista de tareas pendientes, aunque tampoco hace ningún daño que apuntes algunos recordatorios si te gusta hacerlo.

Entonces, ¿qué haces? ¿Te tumbas en el sofá todo el día a dormir, ver la televisión y a comer chucherías? No. Lo que haces simplemente es hacer. Encuentras algo que te encanta hacer y lo haces. Sólo porque no tengas objetivos no significa que no vayas a hacer nada. Puedes crear, puedes producir, puedes seguir tu pasión.

Y a la práctica, esto es algo maravilloso: te levantas y haces lo que te apasiona. Para mí, esto generalmente es escribir mi blog, pero puede ser también escribir una novela o un libro o crear un curso para ayudar a los demás o contactar con gente increíble o pasar tiempo con mi mujer o jugar con mis hijos. No hay límites, porque soy libre.

En definitiva, suelo alcanzar más cosas que si tuviera objetivos porque siempre estoy haciendo algo que me encanta hacer. Pero más allá de si consigo o no los objetivos, hay algo más: lo que realmente importa es que siempre estoy haciendo cosas que amo hacer. Siempre.

Acabo en lugares que son maravillosos, sorprendentes, sensacionales. Sencillamente no sabía que llegaría allí cuando empecé.

Preguntas rápidas

Pregunta de un lector: ¿No es no tener objetivos un objetivo en sí mismo?

Respuesta rápida: Puede serlo, o puedes aprender a hacerlo durante el viaje, mientras exploras otros métodos. Siempre estoy aprendiendo cosas nuevas (como no tener objetivos) sin haber fijado el tener que aprenderlas antes de hacerlo.

Otra pregunta de un lector: Entonces, ¿de qué vives?

Respuesta: ¡Apasionadamente! Otra vez, no tener objetivos no quiere decir que dejes de hacer cosas. De hecho, yo hago muchas cosas, todo el tiempo, pero las hago porque me encanta hacerlas.

Consejos para vivir sin objetivos

No voy a darte un manual sobre cómo vivir sin objetivos –eso sería absurdo. No puedo enseñarte a hacerlo –tienes que encontrar tu propio camino. Pero puedo compartir algunas cosas que he aprendido, con la esperanza de que puedan ayudarte:

  • Empieza con cosas pequeñas. No necesitas hacer una puesta a punto de toda tu vida con tal de aprender a vivir sin objetivos. Simplemente sal durante unas horas de tus objetivos y acciones predeterminados. Dedícate a tu pasión durante esas horas. Incluso si es sólo durante una hora, funcionará.
  • Llévalo a más. Conforme te vayas encontrando mejor con ello, permítete ser libre durante periodos más largos –medio día, un día completo, unos cuantos días consecutivos. De vez en cuando te sentirás tan confiado que dejarás de lado algunos de tus objetivos para hacer lo que te gusta.
  • No sólo en el trabajo. Deja los objetivos en cualquier ámbito de tu vida. Por ejemplo, en el fitness yo solía tener mis objetivos específicos, desde perder peso o grasa corporal o correr una maratón o incrementar la carga de mis sentadillas. Nunca más: ahora simplemente lo hago porque me encanta, y no tengo ni idea de adónde me va a llevar. Funciona de forma brillante, porque siempre me lo estoy pasando bien.
  • Deja de planificar. Los planes no son muy diferentes a los objetivos. Te determinan un camino. Reconozco que es muy difícil vivir sin planes, especialmente si eres una persona tan meticulosa como yo. Así que permítete hacer planes cuando sientas que lo necesitas, pero poco a poco siéntete libre de dejar de repetir este hábito.
  • No te preocupes por los errores. Si empiezas fijando objetivos, todo está bien. No hay equivocaciones en el viaje –es sólo una experiencia de aprendizaje. Si vives sin objetivos y acabas fracasando, pregúntate si es realmente un fracaso. Sólo fracasas cuando no llegas a donde querías llegar –pero si no tenías un destino en mente, no hay fracaso.
  • Todo va bien. No importa qué camino encuentres, no importa dónde acabes, es precioso. No hay un camino malo ni un destino equivocado. Solamente es algo diferente, y la diferencia es maravillosa. No juzgues; experimenta.

Y finalmente

Siempre recuerda: el trayecto lo es todo. El destino sólo un punto.

“Un buen viajero no tiene planes fijos y no tiene intención de llegar”

Lao Tzu


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