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Ada Escualor se despertó tarde. La dosis de pervitín que había tomado le permitió dormir al menos unas dieciséis horas. No había nadie a su alrededor; sus compañeros la habían acomodado sobre la mesa de la sala de juntas a modo de cama. Todos habían tenido que partir para asistir a una conferencia de prensa ofrecida por el alto comisionado de la policía y Madame Agatha Marple, Baronesa de Quin.Se
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