Padecer el síndrome de piernas inquietas incluye sentir dolor, ardor y una sensación de un hormigueo muy acentuado en las piernas, principalmente al dormir. Estos síntomas hacen necesitar moverlas de forma incontrolable para intentar hacer desaparecer los síntomas. Por otro lado, al volver a estar quieto, las molestias vuelven a aparecer.
No se considera un trastorno grave, pero al provocar dificultad para el descanso y el sueño, se percibe cansancio durante el día y falta de concentración.
Las técnicas de relajación, como el yoga o el shiatsu, así como el método Pilates y sus ejercicios de estiramiento practicados durante el día (o cuando se sientan los síntomas) pueden ser muy útiles para evitar esta patología. Demasiado ejercicio o muy intenso, sin embargo, puede empeorar el síndrome de piernas inquietas.
Será necesario revisar nuestro estilo de vida como evitar las bebidas excitantes en una dieta sana y equilibrada. Son aconsejables los suplementos de vitaminas ( grupo B) y minerales ( hierro, magnesio, potasio y calcio). Finalmente, tomar baños relajantes y masajes también pueden aliviar los síntomas.