Revista Diario

El miedo a perderles

Por Myriam Cabanillas
La semana pasada tuve que pasar unas noches sola con los niños por motivos laborales paternos, como estoy acostumbrada ni me da miedo ni supone un gran descalabro, de echo, los niños llevan mucho mejor esos días la rutina que cuando están a la espera de que papá vuelva.
Sin embargo una de las noches pasó algo que me removió mucho por dentro:
Los niños querían ver Micky mouse en el salón y aproveché para terminar de recoger unas cosas por la casa. Al cabo de unos minutos me di cuenta de que estaban dormidos y como solo me quedaba tender la ropa, los dejé en el sofá, pero arrime las mesas pequeñas al borde  para evitar posibles caídas...
La terraza donde tiendo esta en el salón y la puerta de la misma, pegadita a los sillones... en un segundo vi como Leyre se daba la vuelta y caía al suelo escurriendose entre las mesas y comenzaba a llorar:
Fui a levantarla corriendo y no estaba muy asustada (yo) por que la caída había sido mínima, el sofá es bajito y al escurrirse entre las mesas había caído como "a cámara lenta".
Mi hija no dejaba de llorar, yo intentaba calmarla pero no había manera, me daba manotazos para que no la tocara, la intenté sentar y se caía hacia atrás, la intente hacer andar y se colgaba de mi mano y tenia los ojitos como "idos".....
Cuando ya iba a vestirme y llamar a alguien que viniera a quedarse con Ruben y llevarla al hospital, bebió agüita y se empezó a calmar... con la excusa de ir a buscar un catálogo de juguetes a la habitación fuimos andando y ya caminaba bien, la vista estaba centrada y me hablaba normal...la desvestí entera con la excusa de ponerle cremita para revisarla el cuerpecillo y estaba todo bien....en unos minutos ya me estaba diciendo lo que se quería pedir para reyes:  "mimi mouse mami, dora, bob coca, popoyo, un nene..."
Ya me pude tranquilizar un poco, aunque no dormí en toda la noche mirándola y tocándola cada dos por tres para ver que seguía bien...
Cuando ya estaban los dos dormiditos en mi cama ( después del susto no pensaba llevarlos a las suyas) casi me pongo a llorar...pasé mucho miedo, miedo de ese que te da ganas de vomitar y un calambre frío por la nuca....el mismo miedo que sentí durante días cuando bajaba a ver a mi niña a neonatos y el mismo que sentí durante meses en cada uno de los biberones que tomaba o aquellas veces cuando se quedaba asfixiada....
El miedo a perder a un hijo es algo generalizado, lógico, humano y lo sienten el 99% de los padres y madres (me guardo un 1% para aquellos salvajes que no lo sienten) pero cuando has vivido en tus carnes esa posibilidad....es algo que jamás olvidas.
Que conste que mi hija está estupenda y que lo que pasó es que estaba tan profundamente dormida cuando se cayó, que se asustó muchísimo, se sobresaltó de manera bestial la pobrecita mía.
Yo, miedosa por naturaleza, sufro montones de veces al pensar en que algo le pueda pasar a mi hijo, sobre todo desde que va al cole y pasa mas horas lejos de mi, pero el miedo a perder a Leyre es como si mi mente y mi corazón lo hubiera vivido ya como una certeza, no se explicarlo mejor, es mas real (que no menor) que el que siento por perder a Ruben.....solo espero que la vida jamás me ponga a prueba, por que sé que no podría pasar por ella.
Así que estos días me acuerdo mucho de lo que le decía a Ángel en el hospital mientras esperábamos a poder verla y mientras me sentía partida en dos por que necesitaba también abrazar a mi hijo:
-"Que ganas tengo de estar en casa con ellos dos, aunque sea chillandoles por que la estén armando"
Por suerte, se me cumplió el deseo y a veces me llego a desesperar cuando están especialmente movidos y yo especialmente nerviosa, pero al final, casi siempre me viene a la mente mis propias palabras y aunque no minimicen el momento de "desesperación", podría jurar que hasta lo disfruto.....masoca que es una.
Mi marido no me entiende, no entiende como puedo asegurar que no cambiaria esta situación por nada del mundo, ni como puedo afirmar que volvería a hacerlo exactamente igual aunque supiera a ciencia cierta como iba a ser...si me paso el día como aquel anuncio de Ikea:
"En el salón no se juega,
Esto no se toca, quita.
Con esto no se juega, dale.
Esto no se toca, quita.
Con esto no se juega, dale.
Quita los pies de la mesa.
En el salón no se juega.
En el sofá no se come.
En el salón no se juega."

Aunque en la república independiente de mi casa, en el salón es donde mas se juega.
Que disfrutéis mucho, mucho tiempo y muchas veces, del pequeño caos organizado que los hijos generan a su alrededor  llenando todo de vida a su paso!!


Myriam Cabanillas

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