"El miedo es la razón que justifica el estado". Thomas Hobbes.
No cabe duda de que vivimos en la sociedad del miedo, miedo al inmigrante, al terrorista, al mañana, a la crisis, al miedo, al hoy. Un miedo abonado por nuestros dirigentes puesto que les deja manos libres para luchar, en cualquier campo, con cualquier método o medio contra esa amenaza indistinguible pero que nos causa ese miedo que nos infantiliza y nos hace manipulables.
El atentado contra un gendarme en Francia augura una respuesta terrible por parte del Presidente francés Nicolas Sarkozy contra el terrorismo, el atentado terrible en el metro de Moscú nos dejará una ola de violencia y muerte en el caucaso, antaño el atentado contra las torres gemelas en Nueva York dieron carta de naturaleza a una amenaza de plomo, sangre y muerte que se han solidificado en las guerras infinitas de Irak y Afganistan. La espiral de muerte-represalia-muerte de los terroristas de Hamás e Israel alimenta un odio y un miedo inacabable en el laberinto de Oriente medio. Son episodios de la muerte, el miedo y la retroalimentación para generar más muerte, más miedo, más televisión.
El miedo que requiere acción, la acción, gritada por el pueblo cohesionado junto al lider, que pide venganza, la venganza, que genera injusticia, la injusticia que genera miedo, y el miedo que precisa acción, volviéndose al íntimo inicio de este circulo vicioso.
¿Cual es el gran perjuicio? los seres humanos peones de una guerra donde siempre son los muertos ¿y los beneficiados?, un bienpensante diría que ningúno pero sabemos que desde los fabricantes de armas hasta los líderes necesitan esta escalada que apuntale su valor, su ejecutoria, su ideario universal. Especialmente triste es la situación de los líderes democráticos que jalean el miedo para continuar su vida política, su gestión sin control, el gasto dispensable en la violencia y la muerte de otros que acaba convirtiéndose, de manera proteínica, en la muerte de los propios y en el control de todos.
También merece reseñar, en párrafo separado, como la lucha contra la violencia, contra el horror, contra el terror, contra la muerte a veces requiere que los elementos democráticos de lucha se comben, se plieguen para dar lugar a respuestas más taxativas y con ellos perdemos todos. Pierde la democracia, gana la violencia, se alimenta la espiral. Esto es tan válido para las peleas ilegales contra los terroristas internacionales, como para los locales. La democracia negociada en mesas donde la violencia y el miedo tiene lugar, junto con los intereses políticos y económicos, será la gran perdedora, la gran derrotada la que dejará paso a una seguridad, discutibilísima, que al fin, como dijo Benjamin Franklin, no será ni seguridad ni libertad sino alimento para el siguiente paso, el siguiente capítulo de miedo colectivo.
Miedo en Recuerdos del día de mañana.
Imagen: http://www.conocereisdeverdad.org/pic/2302_2_46015a26df73e.jpg
Cuadro de Munch: http://1.bp.blogspot.com/_B2-yOwIptmc/SZStAsRQGlI/AAAAAAAAACk/CLuKNhaHTyo/s320/miedo.jpg
Despierte el alma dormida, avive el seso e despierte. A fin de cuenta sino pensamos y vivimos para que queremos estar. Los pensamientos de hoy son recuerdos del mañana que tenemos hoy.