Revista Medio Ambiente

El minimalismo no es una religión, es un camino

Por Valedeoro @valedeoro


Biblioteca de filosofía religiosaMucha gente en mi entorno sabe que soy minimalista, aunque no creo que todos sepan muy bien que entender bajo de este lema. La frontera entre concentrarse en lo esencial eliminando lo superfluo y no querer gastar en nada no siempre es tan clara. Y rápidamente te perciben como tacaño o frugal. Lo bueno es que de esta yuxtaposición suelen salir las mejores conversas. ¿Cómo puedes combinar tu Mac con tu minimalismo?, es una de las preguntas frecuentes.

Otro tipo de preguntas viene de personas que les parece muy interesante la filosofía de lo esencial, pero que creen que no pueden hacer un primer paso, porque suena a “o todo o nada”. ¿Puedo ser minimalista, si me gustan los relojes caros? ¿Puedo ser minimalista, si mi casa tiene 120m2, 4 habitaciones, y una piscina en la zona comunitaria? Puedo ser minimalista si me encantan las creaciones de aquel diseñador extremadamente caro?

Ser minimalista no es una finalidad ni una religión. El minimalismo es un camino.

No se puede repetir demasiado: el minimalismo es un camino. Es un medio, no un fin. La meta es vivir una vida que te encante y de la cuál te puedas sentir orgullosa, porque sabes que has hecho todo bien. Habrá momentos en tu vida en los que vivirás con menos de 100 cosas porque quieres viajar por todos los continentes, pero también es posible que llegues a querer una casa propia en el campo para remodelarla bajo criterios sostenibles y criar tus hijos. O que quieras alquilar un apartamento de 100m2 en el barrio más emblemático de la ciudad para hacer exposiciones de arte. El minimalismo no es una religión, ni un reglamento fijo. La meta tienes que encontrarla en otro lugar. Pero el minimalismo te puede ayudar a llegar a tu meta.

El minimalismo requiere calidad no cantidad. Te mereces lo mejor.

Aquí quizás reside la mayor diferencia entre utilizar el minimalismo como una herramienta, y ser tacaño. Un tacaño evita gastar el dinero, y si compra algo que sea lo más barato. El precio es la única razón de compra. Para una persona minimalista la decisión de no comprar una cosa se basa en un análisis consciente sobre la utilidad que tendrá el objeto en su día-a-día. Y si algún objeto es útil, entonces no es el precio que decide, sino la calidad y la longevidad, junto con el cuidado con el medio ambiente. Y de repente tiene mucho sentido comprarse un ordenador más caro, pero que durará un mínimo de 5 años. O decidirse por las prendas de una diseñadora que confecciona su colección con mucho cuidado y estilo para que duren más que 1 temporada.

Quizás al ser minimalistas somos más conscientes de lo que tenemos y en qué nos gastamos nuestro dinero. Por lo tanto no depende del nivel de ingresos, ni de las metas que te hayas puesto en la vida. El minimalismo es una caja de herramientas, nada más y nada menos.

¿Cuáles son las preguntas más frecuentes que recibes acerca del minimalismo?


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Foto: max / flickr


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