En un río del centro de Asturias, una pareja de Mirlos acuáticos (Cinclus cinclus) se afana en sacar adelanta a su pollada. A menos de 500 metros aguas abajo, los pollos de otra pareja acaban de abandonar el nido y saltan en el canal del viejo molino en el que sus padres han construido el nido.
Con el pico repleto de larvas de invertebrados acuáticos, los dos padres ceban sin descanso y no pasan más de un par de minutos entre ceba y ceba. El mirlo acuático ha sabido encontrar un nicho trófico que ninguna otra ave ha sabido aprovechar. Solo las lavanderas cascadeñas (Motacilla cinerea) les disputan alguna presa, pero solo aquellas que están cerca de la superficie, porque las que se esconden bajo las piedras, aquellas que para conseguirlas necesitan sumergirse bajo el agua son solo suyas. Solo las truchas, las anguilas y los desmanes ibéricos, encuentran en los macroinvertebrados acuáticos la base de su alimentación.
Larva de Efemeróptero (arriba) y de Tricóptero (abajo)
Una infinidad de larvas de Efemerópteros, Dípteros, y Tricópteros forman una compleja comunidad que incluye animales carnívoros, herbívoros y detritivoros. Muchos de ellos solo soportan aguas limpias y no contaminadas y por eso son buenos indicadores de la salud del ecosistema fluvial.
Los macroinvertebrados son en su mayoría larvas de insectos terrestres, que pasan su fase larvaria en el fondo de los ríos, mostrando un increíble número de adaptaciones para vivir en ese medio, donde la corriente del agua es tan fuerte que si nos las tuvieran serían arrastrados por ella. Algunos tienen el cuerpo aplanado y otros se fabrican casas con piedrecillas o ramitas.
Los mirlos acuáticos son expertos buceadores, capaces de sumergirse a más de un metro de profundidad y permanecer más de medio minuto bajo el agua, aunque normalmente sus inmersiones no duran más de 5 o 6 segundos. Cuando bucean, rebuscan sus presas entre las piedrecillas del fondo, pero a pesar de estar perfectamente adaptados a este tipo de caza, este comportamiento de búsqueda no es muy eficiente (O'Halloran et al., 1990), por lo que se ha comprobado que para que se sea rentable energéticamente, los mirlos seleccionan las presas más grandes entre las que están disponibles (Santamarina, 1990).
Cae la tarde en el río y la pareja de mirlos apenas ha descansado durante todo el día. Antes de entrar a cebar al nido siguen un mismo ritual, saltando a las mismas piedras y dando un salto final para en menos de un segundo dejar el montoncito de larvas de insectos dentro de la boca de uno de los polluelos, que asoma el pico abierto de par en par por la puerta del nido.
En poco más de 20 días desde la eclosión, los pollos abandonarán el nido y seguirán siendo alimentados por sus padres unos cuantos días más. Poco tiempo después, la pareja hará una segunda puesta, volviendo a comenzar de nuevo el agotador trabajo de alimentar a la nueva nidada.
Los mirlos acuáticos son uno de los mejores indicadores de la salud de los ríos. Solo si el agua esta limpia y dispone de abundantes presas, los mirlos escogerán ese cauce para nidificar. Y un río sin mirlos acuáticos, sin sus idas y venidas, sin sus trinos y reclamos mientras vuelan sobre la superficie del agua, será un río triste al que le falta algo.
Referencias- O'Halloran, J., Gribbin, S. D., Tyler, S. J., Ormerod, S. J. (1990). The ecology of dippers Cinclus cinclus (L.) in relation to stream acidity in upland Wales : time–activity budgets and energy expenditure. Oecologia, 85: 271-280.- Santamarina, J. (1990). Alimentación del Mirlo Acuático (Cinclus cinclus) en ríos de Galicia. Miscellania Zoologica,14: 207-215.NOTA: haced clic en las fotos para verlas mejor