Revista Psicología

El misterio de la conciencia

Por Redespress60

Nada representa para la ciencia un problema tan indescifrable como la conciencia. No hay nada más íntimo que la experiencia consciente, ni nada más difícil de explicar. Muchos han tratado de explicar lo que es, pero las explicaciones parecen fallar al blanco. Hay quienes han llegado a la conclusión de que es un problema intratable, y de que no hay manera humana de dar una explicación plausible. La experiencia consciente es un completo misterio...

El misterio de la conciencia

La conciencia humana

La conciencia nos permite actuar de acuerdo a las normas morales en todas las circunstancias de nuestra vida. Según el diccionario la conciencia se refiere a la capacidad que nos indica qué está bien o mal y apunta o a un concepto moral, a la ética, o cierto campo de la filosofía. Por nuestra parte sostenemos que la conciencia contiene revelaciones adicionales al concepto señalado. "La conciencia y lo que eres en verdad, son lo mismo". La conciencia es "el despertar al sueño del pensamiento", apunta Eckhart Tolle en su libro 'La nueva Tierra'.

No somos seres aislados o separados, aunque para la mente pueda parecer así. En un plano más profundo se halla una conexión con la fuente, la pura conciencia. El espacio en el cual todos nos convertimos todos en expresiones singulares del 'ser total'.
Desde mucho tiempo atrás y en particular en el mundo post moderno, la conciencia humana se encuentra condicionada por las formas. Pensamientos, emociones y el mundo material -denominamos formas- asumen el papel principal y son el foco primordial de las personas. De este modo la identidad verdadera queda trastocada y comienza a aparecer la identidad adaptada que facilita la proliferación de las formas. Pero estas son siempre transitorias o efímeras.

Por esta dinámica el hombre post moderno -más que nunca- se encuentra perdido buscando felicidad y certezas entre las formas, que naturalmente son efímeras, no duraderas. De esta manera la felicidad se transforma en un bien escurridizo de escasa duración. Como consecuencia, la raza humana confundida respecto de su verdadera identidad, abandona la conexión con su esencia y queda sujeta a la identificación con dichas formas. La resultante es acumulación de conocimiento y ausencia de sabiduría. Luchamos por el progreso y la acumulación dejando de lado la evolución.

Nuestra mente a través del proceso de pensamiento desarrolla un estado de conciencia, alcanzando de esta forma el conocimiento. Los humanos descubrimos así el yo. Sin embargo la mente tiende a independizarse de su fuente interior (conciencia pura, no condicionada) procurando encontrar su identidad en la identificación con el mundo exterior, con sus propios procesos de pensamiento y las emociones resultantes.

Conciencia y experiencia

El auténtico problema que plantea la conciencia es el problema de la experiencia. Cuando pensamos y percibimos, existe por una parte el ronroneo que produce el procesamiento de la información, pero hay además un aspecto subjetivo. Ese aspecto subjetivo es la experiencia. Cuando miramos experimentamos sensaciones visuales. Después están las sensaciones corporales, desde el dolor hasta el orgasmo; las imágenes mentales que ideamos en nuestro interior; la cualidad conmovedora de la emoción, y la experiencia de un flujo de pensamiento consciente. Pero el hecho de que estos sistemas sean sujetos de la experiencia nos deja perplejos. Está generalmente aceptado que la experiencia tiene una base física, pero no somos capaces de dar una explicación plausible de por qué o cómo surge. ¿Qué razón puede haber para que un procesamiento físico haga surgir una rica vida interior?.

Los resultados realizados en el último cuarto de siglo reflejan una parte del importante progreso que se está haciendo en el campo de la neurociencia y la psicología. El problema es que se trata sólo de teorías de estructura y función; no nos dicen nada sobre cómo es que la ejecución de esas funciones va acompañada de una experiencia consciente, cuando la inmensa dificultad que tenemos para comprender la conciencia reside precisamente ahí: en entender cómo es posible que nazca una experiencia subjetiva de un proceso físico. Incluso el premio Nobel de física Steven Weinberg admite que 'conciencia' plantea un serio problema, y que, aunque tal vez tenga algún correlato neuronal, no parece que su existencia pueda derivarse de las leyes físicas.

En realidad, para ser sinceros en lo que a la ciencia se refiere, debemos admitir que no tenemos ni idea de cómo puede surgir la conciencia - ni en un individuo, ni colectivamente, ni, por supuesto, cómo puede surgir de simples moléculas y electromagnetismo.

Aunque a la mayoría de la gente le gusta imaginar que el universo existía sin ella, si reflexionamos seriamente sobre eso, no tiene sentido. El universo cobra existencia gracias a la vida, y no a la inversa. O, lo que quizá sea más fácil de entender, existe una correlación eterna entre la naturaleza y la conciencia. Nuestras mentes son tan diestras en la creación de un universo tridimensional que rara vez nos preguntamos si el cosmos es otra cosa que lo que imaginamos que es. Las visiones, las experiencias táctiles, los olores..., todas estas sensaciones se experimentan solo dentro de la mente; ninguna de ellas está fuera, excepto la convención del lenguaje. Todo lo que observamos es la interacción directa de energía y mente, mientras que todo aquello que no observamos directamente existe sólo como potencial, o, mas matemáticamente hablando, como nube de probabilidad. "Nada - decía Wheeler - existe hasta que es observado".

Fuentes: Robert Lanza // Eckhart Tolle


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