El misterio de los estrenos

Los criterios que rigen la actualización del cronograma de desembarcos cinematográficos en la Ciudad de Buenos Aires, sobre todo en el circuito comercial, son un misterio para el público lego en la materia. Algunos espectadores sospechamos un tira-y-afloje permanente entre productores, distribuidores, exhibidores, eventualmente agentes de prensa y veedores de alguna ley de cupo. Indiferentes a esta inquietud, los medios rara vez informan porqué determinado estreno se traslada a otra fecha o queda suspendido hasta nuevo aviso.

Estos mismos espectadores observamos que los cambios afectan a las grandes producciones sólo en contadas ocasiones. En 2012 le sucedió a Gangster squad: tras la denominada “masacre de Aurora”, la Warner Brothers decidió postergar el estreno mundial de la película de Ruben Fleischer porque ésta recreaba una balacera parecida a aquélla que James Holmes descargó en una primera función de El caballero de la noche asciende.

Días atrás le sucedió a Relatos salvajes a raíz de un conflicto gremial. Los productores del nuevo largometraje de Damián Szifrón consideraron prudente esquivar las medidas de fuerza que el Sindicato Único de Trabajadores del Espectáculo Público y Afines (Sutep) estaba realizando en reclamo de un convenio colectivo digno.

Desde el desconocimiento da la sensación de que, a mayor promoción mediática, menor probabilidad de que la fecha de estreno sea modificada. Por otra parte, la prensa parece más dispuesta a anunciar -y eventualmente a explicar- cambios cuando el cronograma se actualiza por razones de fuerza mayor.

Por supuesto, las películas con mayor respaldo mediático son los grandes tanques de la industria del entretenimiento y la obra de autores muy reconocidos, Woody Allen por ejemplo. La visibilidad del resto depende de una estrategia de posicionamiento capaz de compensar la escasez de recursos con astucia, tenacidad y algo de contactos (el estreno argentino de 7 cajas constituye un caso interesante en este sentido, según comentó JC antes de ayer).

En Espectadores señalamos, lamentamos y en algunas pocas ocasiones presentimos el retraso de algunos estrenos, por ejemplo aquéllos de La León de Santiago Otheguy, El ministro de Pierre Schöller, La máquina que hace estrellas de Esteban Echeverría, Oldboy de Spike Lee, Berberian Sound Studio de Peter Strickland. En este momento nos preguntamos por la suerte de El árbitro de Paolo Zucca, cuyo desembarco en la cartelera porteña estuvo previsto primero para antes del Mundial, luego en paralelo a la competencia futbolísitica, por último para el presente agosto.

Si la nueva película de Brian De Palma realmente llega a las salas nacionales el 9 de octubre tal como anticipa la ficha correspondiente de IMDb, entonces este estreno local se habrá retrasado casi un año. Por lo pronto, cuando en julio de 2013 escribimos este adelanto sobre Pasión, informamos que el desembarco comercial se produciría a fines de agosto en los Estados Unidos y a mediados de noviembre en la Argentina. La fecha norteamericana se cumplió, la nuestra no.

Este suceso reaviva la inquietud que los legos en la materia sentimos ante los misteriosos criterios que rigen la actualización de nuestra cartelera cinematográfica. A pesar de la impresión negativa que provocó en los críticos de USA (al menos así lo sugiere el sitio Rotten Tomatoes), Pasión debería llamar la atención por el solo hecho de representar el regreso de De Palma a la pantalla grande después de un lustro de aparente ostracismo profesional.