Últimamente son varios los ensayos literarios sobre el futuro de los medios de comunicación y el periodismo que tratan de explicar los caminos a seguir ante la situación crítica que se está viviendo en el sector, y algunos se atreven a apuntar recetas que permitan la viabilidad empresarial de los medios impresos convencionales en su irremisible migración hacia lo digital.
EL MISTERIO DEL YOGUR CADUCADO, del periodista Xavi Casinos, publicado por la editorial de la UOC (Universidad Oberta de Catalunya) es uno de ellos, pero tiene la virtud de estar escrito por alguien que, como Xavi, vive y sufre al pie del cañón la metamorfosis y contradicciones del papel impreso en un gran periódico, junto con el ensayo de nuevas fórmulas en la red.
Que en el supermercado de los medios, símil que utiliza el autor, el lector se encuentre en sus vitrinas una serie de yogures con la fecha de caducidad excedida nos hace despreciarlos frente a los mostradores de productos frescos que conservan toda su autenticidad y sabor, y si además resulta que la empresa de productos lácteos los pone a disposición del lector gratuitamente, resultará difícil que no haya una crisis en el sector lácteo de tamaño colosal.
Ya es de alabar que un periodista, aunque a Xavi Casinos le haya tocado también gestionar empresas de comunicación, compare yogures con diarios y se atreva a equiparar el medio con un producto de consumo, lo que le permite avanzar en explicar los gustos y nuevas costumbres del consumidor.
El recorrido del libro por las diferentes fórmulas ensayadas por los medios alrededor del mundo occidental es una buena base que le da pie para identificar aciertos, errores y posibles fórmulas que en este momento están en ensayo clínico en el nuevo periodismo. Pero sobre todo queda patente en su libro, como podemos leer también en en el macro ensayo PERIODISMO POST INDUSTRIAL de Anderson, Bell y Shirky, que los gestores de los diarios convencionales han actuado con lentitud y cuando se han puesto a a ello lo han hecho con desconocimiento y torpeza en muchos casos.
El descubrimiento reciente de que lo que ha de cambiar es la organización de las redacciones y el papel individual del periodista, que se enfrenta hoy en día a las informaciones que llegan de cualquier parte del mundo a través de cualquier dispositivo y por múltiples personas, antes que por las agencias de prensa y las corresponsalías de los medios convencionales, genera por lo menos dos grandes cambios:
1: La especialización del periodista y de las organizaciones de prensa, porque quizás ya no vale la pena "darle a todo" y sí ser el que mejores noticias ofrece en su temática, localidad o para determinados perfiles de interés.
2: La utilización por parte del periodista de todos los medios técnicos a su alcance y de todas las fuentes, incluidas las redes sociales y blogs, que debe saber manejar e interpretar.
Casinos enumera una serie de ellas que el periodismo digital debe implementar con urgencia.
Los medios convencionales se están mostrando como grandes portaaviones que tienen dificultades para realizar una maniobra de cambio de rumbo, pero si consiguieran girar los miles de toneladas que desplazan, podrían orientarse de nuevo hacia el interés de los ciudadanos que están perdiendo a pasos agigantados.
No es fácil, porque las fórmulas que han funcionado y que se están consolidando, no sin dificultades, pasan por la ruptura de las fórmulas de las empresas convencionales: desde los CMS (el sistema informático cerrado y anquilosado de las grandes organizaciones periodísticas) hasta potenciar la frescura individual del periodista , sometido a una disciplina y organización anquilosada y contraria a la dinámica digital de este tiempo.
La plataforma 4.0, que Casinos avanza como la nueva organización que posibilita crear una factoría de producción que pueda generar contenidos destinados a terceros, o la utilización audiovisual en diferentes formatos, son solo una serie de elementos que apunta para buscar la rentabilidad del medio.
Las fórmulas que permitirán subvencionar a este nuevo periodismo, difícilmente se van a encontrar solo en la publicidad. Apostar por las webs digitales cerradas o combinadas con la gratuidad están dando desiguales resultados. Toda la apuesta parece que hay que hacerla hacia el contenido y éste ya no puede ser general : ha de ser especializado y fresco para que pueda ser valorado por los usuarios.
Es un momento interesante, pero también muy duro, porque en este proceso están cayendo miles de periodistas y cientos de medios de comunicación que optan por los recortes y la redimensión de las redacciones, empobreciendo el producto que cada vez, como los yogures, tienen más corta su fecha de caducidad.
Ni hay que asustarse, ni decir como el exdirector de The Wasingthon Post, Bed Bradlee, "Mi vida periodística acabó antes de Internet. !Menos mal!"