Al principio, pensé que este libro no me iba a llamar la atención en absoluto, lo compré en un puesto ubicado en un parque, creo que pensé en llevarme un libro, no porque quisiera y tuviera tiempo de leerlo, si no porque quería gastar mi plata en algo.
Lo que más me llevo a leerlo, fue saber que podría haber una historia de amor, digamos, metida entre todo este lío, pero hasta ahí llego porque no quiero dar spoilers.
Al principio, leyendo la sinopsis —en mi caso— no entendí nada, sabía que hablaba sobre un barco que se hundió, unos documentos importantes, dos chicos —no sabía si Tuppence era mujer o hombre, desconocía el nombre— etc...
Ahora, una vez que abrí el libro, se me fueron aclarando las ideas. Agatha Christie, se especializó siempre, en las historias de crimen y misterio, por ende, esta novela está muy bien redactada, y no pierde tiempo en hablarnos sobre detalles, es decir no habla dos páginas y media sobre como era la habitación, no.
La novela en sí es muy confusa, al principio, no tienes ni la menor idea de quien es ese extraño Mister Brown, pero luego avanzando la novela comenzaras a dudar de X personaje, finalmente, ¡TE CAMBIAN LA HISTORIA!
El final, o bueno los últimos capitulos me dejaron algo así tipo impactada —digamos—, estaba segura de que ya habían definido quien era Mister Brown, pero... bueno, si lo leen lo sabrán
Este libro es hermoso, lo recomiendo, por más que no sea algo romanticón —como me gusta a mí—, tiene sus pequeñas partes amorosas (las cuales me encantaron).
La búsqueda de unos comprometedores documentos secretos, suscritos durante la Primera Guerra Mundial y perdidos en el naufragio del Lusitania, da lugar a una lucha sin cuartel entre los servicios secretos británicos y una banda internacional que quiere utilizar los documentos como instrumento de la propaganda bolchevique. Pero en la vorágine de la guerra de espías aparecen dos jóvenes, Tommy y Tuppence, dispuestos a jugarse la vida para desvelar la identidad del lider de la banda, el misterioso Mr. Brown.