Esta es la primera parte de la traducción de mi artículo de abril en Mapping Ignorance.
Los modelos económicos de competencia perfecta y de monopolio solo necesitan incluir un comportamiento individual que toma como dado el ambiente en el que están. En el caso de la competencia perfecta, las empresas y los consumidores solo necesitan saber los precios que prevalecen en el mercado para decidir sus planes de producción y de compra, mientras que el monopolista necesita saber la demanda a la que se enfrenta.
Entre estos dos casos extremos se encuentra el mundo de los oligopolios, donde las empresas no pueden tomar como dados los precios o sus demandas, puesto que ambas cosas dependen de sus propias acciones. La empresa A en un duopolio necesita anticipar los planes de la empresa B, pero la empresa B a su vez necesita anticipar los de A. Esta situación parece un círculo vicioso de imposible resolución, o de uno que puede tener muchas soluciones. Sin embargo, en 1838, Antoine Cournot presentó un modelo en el que la situación no era más complicada que resolver un sistema de n ecuaciones con n incógnitas. La historia de este modelo es la historia de un éxito. Cada empresa escoge su cantidad como una reacción a la demanda del mercado, los costes de producción y las cantidades elegidas por las demás. De esta manera se forma un sistema de n ecuaciones, cuya solución es el equilibrio de Cournot.
A este siguieron muchos otros modelos, de los cuales el más famoso se debe a JLF Bertrand, en el que las empresas eligen precios en lugar de cantidades como variable de control. Sin embargo, este modelo lleva a una paradoja: un mercado con dos empresas compitiendo es suficiente para llegar al resultado perfectamente competitivo, un hecho nada fácil de observar en la economía real. El modelo de Cournot, por su parte, tiene la buena propiedad de converger de manera suave al resultado competitivo a medida que aumenta el número de empresas y de coincidir con el modelo de monopolio para el caso de una sola empresa. El modelo de Bertrand necesita de más complicaciones para hacer algo parecido, como introducir suficiente heterogeneidad en los productos.
El modelo ha resultado exitoso para ayudar a entender el comercio internacional con hipótesis más realistas que las tradicionales. Por ejemplo, explica cómo los subsidios, pueden ser beneficiosos para el país que los promueve, algo que en competencia no sucede, (Brander, 85) [1] o cómo prácticas de dumping pueden ser socialmente beneficiosas en ciertas circunstancias (Brander y Krugman, 1983) [2]. También ayuda a usar índices de concentración que captan el grado de competitividad en una industria en términos de "número equivalente de empresas iguales". El más conocido es el índice que Herfindahl, usado por EEUU y la Unión Europea para llevar a cabo sus políticas anti-trust.
El modelo también aclara los argumentos acerca de la existencia de colusión tácita entre las empresas de un oligopolio, lo que constituye una aplicación de la teoría a los aspectos legales de las políticas de competencia. Por ejemplo, si en un mercado oligopolístico con, digamos, cuatro empresas prevalece un precio por encima del de competencia, ¿estamos ante un caso de colusión tácita? El análisis económico indica que las empresas pueden estar comportándose de manera no colusiva, poniendo el precio de equilibrio respondiendo a los incentivos individuales. El resultado no es de competencia perfecta, pero este hecho debe achacarse más a la estructura de mercado o a la regulación que prevalezca que a las empresas.
El siguiente ejemplo ese más complejo. En una situación repetida existen múltiples equilibrios, y las empresas pueden fijar precios todavía más altos que los del equilibrio de Cournot con la consigna de que, si una empresa se desvía de esta estrategia, las otras comenzarán una guerra de precios que castigará a la que se desvía. Esta estrategia es también un equilibrio y las empresas pueden alegar que han llegado a él de manera unilateral. Sin embargo, en este caso el análisis económico muestra que esta situación es muy poco probable, puesto que la complejidad de la estrategia y la coordinación en un equilibrio particular entre muchos fuera del de Cournot, es evidencia de la existencia de una coordinación tácita o explícita. Las complejidades de cómo integrar los análisis económicos y jurídicos pueden verse en Bunda (2006) [3].
-----------------------------------------------------------------------------------------------------------Hace tres años en el blog: El alemán inefable.
Y también: La ilegalización de Bildu.
Hace cinco años en el blog: La razón moral en bancarrota.
Y también: La razón moral en democracia.
Y también: La razón moral a juicio.
-----------------------------------------------------------------------------------------------------------