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El momento de reinventarse o morir antes de tiempo

Publicado el 03 abril 2019 por Killfreepress
grupo de trabajo
Llega esa etapa para cualquier graduado en la que se debe poner manos a la obra y adentrarse (o por lo menos intentarlo) al mundo laboral. Después de recibir el título que acredita tu formación y te hace entender que se ha terminado tu maravillosa vida de universitario, das la bienvenida a un nuevo tú. O eso crees.
Es el inicio de una temporada que comienza como un instante de embriaguez con tintes de nerviosismo, ilusión e incertidumbre. Las pinceladas de ilusión se van diluyendo a medida que pasan las semanas y no ves ni un rayito de luz que te muestre camino alguno hacia un trabajo real. En cambio, la incertidumbre va a pasos agigantados acompañada del miedo y de un nerviosismo diferente al que habías sentido al principio. Te encuentras a ti mismo ante un panorama desalentador y que te hará plantearte una y otra vez una cuestión incesante y punzante: ¿de qué te ha servido estudiar en la universidad?
Acompañada de esta duda cada vez más real, para aquellos que hayan decidido invertir mínimo cuatro años en estudios superiores en humanidades o vinculados a las artes se les presentará otra: ¿por qué decidiste estudiar algo sin futuro? Y mira que te lo dijeron una y otra vez, "búscate algo con lo que te puedas pagar las facturas". Pero tú en tu versión más edulcorada del futuro creías firmemente que se tenía que estudiar aquello que "te moviera por dentro", y que la vida te correspondería gratamente por ser fiel a lo que "te había dictado el corazón". Y si no era tu vocación, por lo menos algo que sonara a "voy a desatar mis verdaderas pasiones y no aburrirme con números ni fórmulas infinitas".
Haber estudiado en la 'uni' te ha dado bagaje y desenvoltura. Ha sido una etapa que te ha ayudado a hacer comparaciones elocuentes y utilizar expresiones muy 'chic'. Te ha servido para hacerte Linkedin, (aunque algunos lo usen más como Tinder) y te ha hecho sentir más importante alguna que otra vez mencionando la cita de cualquier erudito que habías dado en clase un día que estabas misteriosamente atenta.  Ha sido interesante para ligarte algún madurito interesante vendiéndote como la más entendedora del movimiento del surrealismo o de la apasionante historia contemporánea con la Primavera Árabe. Pero más allá de sacarte de algún apuro y darte algunas claves de ligoteo, ahora que necesitas pagarte el alquiler y que los veinte hace tiempo que los tienes, ¿te ayuda ahora mucho para poder subsistir?
Es ahora cuando te das cuenta de tu decisión y de sus consecuencias.  
Vas a hacer más esfuerzos que nunca por buscar las necesidades sociales que se traducen en puestos de trabajo y en caso de no encontrarlas, te las inventarás. Los días, las semanas e incluso los meses pasarán devorándote por dentro y sintiéndote cada vez más inútil por no ser capaz de conseguir un empleo. Esto último con algunos matices. Puede que sí consigas uno al cabo de meses o incluso semanas en tu aventura de búsqueda, pero, ¿de qué manera?
Es entonces cuando, de repente, te sientes protagonista de esa triste noticia que sale asiduamente en las noticias y que te anuncia que un demoledor porcentaje de jóvenes saltan de un precario empleo a otro. Invierte mil horas en algo que no te aporta ningún tipo de experiencia para lo que te has estado formando durante años, para aquello en lo que has invertido dinero, (y en muchas ocasiones, para más inri, ha salido del bolsillo de tus padres).
Pero cuidado, que igual dentro de las "oportunidades laborales", sí que hay alguna de lo tuyo. La oportunidad crucial es realmente para las empresas, para explorar cuáles son tus límites, de qué eres capaz, cuando estás dispuesto a trabajar. ¿O a no trabajar? Porque no se puede considerar que lo haces cuando no cobras. Seguramente te toque hacerlo totalmente gratis un periodo de tiempo nada estimable. Sí, es ese momento en el que te tiran un jarrón de agua glaciar encima y descubres la macabra trampa del juego. Tu recompensa por haber estudiado es que vas a estar una muy muy larga temporada sin cobrar.
¿Decepcionado? No, por favor. Porque van a empeñarse en recordarte que son así los principios, que nada bueno es fácil de conseguir, que es cuestión de tiempo... y así otros tantísimos razonamientos de los que se hace uso en España. Porque el segundo jarrón de agua no glaciar, sino ardiente que te abrasará de vergüenza y humillación, lo recibirás cuando experimentes en tus propias carnes la precariedad laboral que sufren los jóvenes universitarios en tu país. España se corona en los últimos dos años como el país de todo el continente en el que más universitarios viven de trabajos no cualificados.
Y si esto no te parece suficientemente degradante, súmale que, en los datos recogidos en 2018, España se posicionaba como el segundo país con mayor desempleo juvenil (36%), superado únicamente por Grecia. Y si no te estoy contando nada nuevo, informarte de que, posiblemente sí que sea tu nueva vida como graduado una etapa de autodescubrimiento. Vas a crearte nuevos talentos y vas a ser polifacético. Vas a conseguir coordinarte horarios imposibles en tus múltiples trabajos que te permitirán pagar el alquiler con la duda de que lo vayas a hacer el siguiente mes. Te descubrirás siendo artista, experto en hostelería, gran vendedor y mejor persona. Porque a falta de trabajos cualificados te dedicarás a ayudar a quienes crean que necesitas matar el tiempo con tus tantísimas horas "desocupado".
Así que para quienes quieren volver a encontrarse y conocerse a sí mismos, antes de cogerse un año sabático, pueden optar por estudiar una carrera y recibir con los brazos bien abiertos la gran experiencia que les espera los próximos meses con un título enmarcado y una cuenta bancaria vacía. 

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