"Monstruo" es un calificativo dado a criaturas que nos parecen demasiado dispares a nuestra cotidianidad, a lo raro, lo extravagante. Este mote fue dado a una pequeña criatura fósil, Tullimonstrum gregarium. Este bicho recibió el nombre genérico de su descubridor: Francis J. Tully; mientras que el nombre de especie hace referencia a la numerosa presencia de fósiles del "monstruo" en los lechos fosilíferos de la cantera Mazon, del condado Grundy, Illinois, EUA. Esta cantera es un Lagerstätten (yacimiento de preservación excepcional) que data del Pensilvánico medio (Carbonífero tardío), de aproximadamente 300 millones de años de antigüedad.
Fósil de Tullimonstrum gregarium. Fotografía de autor desconocido.
Tras su descripción, en 1966 a cargo de Eugene S. Richardson Jr., paleontólogo del Museo de Historia Natural de Chicago, se propusieron numerosas hipótesis para dar cuenta de su identidad biológica. Inicialmente, Richardson describió a T. gregarium como algún tipo de "gusano". Posteriormente se propuso que pudiera ser un artrópodo, un radiodonto (como Opabinia regalis), un molusco, un conodonto o uno de varios grupos de "gusanos". Este año, un nuevo estudio le da un giro inesperado al monstruo de Tully. Tras analizar más de 1,200 especímenes de este bicho, investigadores de Yale, el Museo Americano de Historia Natural, el Museo Field de Chicago, el Laboratorio Nacional Argonne y del Museo Peabody (también de Yale), dieron con la identidad del monstruo: ¡era un vertebrado!
Reconstrucción artística de cómo pudo haber lucido el monstruo de Tully en vida. Ilustración de Sean McMahon.
Así es, ¡un vertebrado! Y no cualquier clase de vertebrado, se trata de un pariente distante de las actuales lampreas, un petromyzóntido troncal. La palabra "troncal" hace referencia a que no pertenece a grupo vivo alguno de lampreas, sino a grupos extintos. Y es que, tras analizar tantos especímenes, se pueden observar con más probabilidad y repetición estructuras que antes hubieran pasado por alto otros investigadores. Entre las estructuras observadas destacan: una aleta caudal con dos lóbulos (uno dorsal y otro ventral), una probóscide que termina en una boca con dentículos (presuntamente queratinizados como los de las lampreas modernas y que no son homólogos a nuestros dientes), bandas musculares en zig zag (llamadas miómeros), aperturas branquiales en forma de agujero, ojos pares montados en pedúnculos transversales (cual si fuera una delicada lamprea-martillo), un notocordio, cartílagos tectales (formas altamente modificadas del neurocráneo cartilaginoso de las lampreas), etc. Tras analizar estas estructuras y colocarlas en una matriz codificada para un análisis filogenético, resultó que la ubicación del monstruo de Tully en una filogenia, soporta la hipótesis de afinidad a las lampreas, haciendo de la criatura una lamprea troncal (y sorpresivamente no se recupera como una forma primitiva, pues al menos otra lamprea es menos derivada: Mayomyzon).
Anatomía de Tullimonstrum gregarium. Flechas en rojo partes internas, en negro partes externas. a) aleta caudal pareada, b) miómeros y notocorda, c) arcualia (estructuras homólogas a nuestras vértebras), d) barra orbital y ojos, e) cerebro tripartita, f) boca con dentículos queratinizados, g) narina externa y esófago en la probóscide, h) aperturas branquiales. Ilustración de Sean McMahon, Fotos de McCoy et al. (2016).
Así, uno de los misterios más grandes en paleontología del siglo XX ha quedado desvelado: Tullimonstrum gregarium es una lamprea troncal, uno de los vertebrados más raros que jamás hayan existido. ¿Te gustó enterarte de esto? Deja tu respuesta en los comentarios. Hasta pronto.
Artículo nuevo:
McCoy, V. E., Saupe, E. E., Lamsdell, J. C., Tarhan, L. G., McMahon, S., Lidgard, S., ... & Vogt, S. (2016). The ‘Tully monster’is a vertebrate. Nature. doi:10.1038/nature16992