Revista Cultura y Ocio

El muñeco Michelin tiene competencia

Publicado el 11 julio 2012 por María Bertoni

El muñeco Michelin tiene competencia“Neumático” supera la extensión conveniente; “goma” suena muy tinelliano; “rueda” es incompleto… Cuesta encontrar la traducción apropiada para Rubber, película cuyo trailer ilustra este post y que parece el avance de un engendro clase B made in USA. Pero así como confirma el protagonismo atribuido a una llanta, el título en inglés esconde el origen francés del largometraje.

El guionista y director se llama Quentin Dupieux y proviene de la noche disco (de hecho es más conocido por el seudónimo que utiliza cuando se convierte en el DJ Mr. Oizo). Entre los festivales donde presentó Rubber, se destaca la edición 2010 del de Cannes.

Según las críticas publicadas en el marco de aquella muestra, la película es muy buena o muy mala: no hay término medio. Algunos espectadores sentirán que la idea de animar una rueda asesina (¿o afín a la justicia por mano propia?) les falta el respeto a grandes títulos protagonizados por objetos: El globo rojo y El auto diabólico por ejemplo. En cambio, los amantes de las parodias celebrarán la intención de tomarles el pelo a los thrillers fetichistas.

Los curiosos podrán ver el film entero a fines de julio por los canales HBO y/o Max. Los menos interesados sabrán conformarse con el corto que, a modo de trailer, sintetiza la ocurrencia de Dupieux (o Mr. Oizo) y le disputa protagonismo al muñeco Michelin, también conocido como Bibendum.

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Teoría del “Porque sí
A continuación Espectadores traduce/transcribe una suerte de introducción a Rubber, en boca de uno de sus personajes humanos. El parlamento que pronuncia el Teniente Chad presenta la teoría del “porque sí” -”no reason” en inglés-, quizás algo inspirada en la filosofía camusiana del absurdo.

Teniente Chad: ¿Por qué es marrón el extraterrestre que Steven Spielberg imaginó para E.T? Porque sí. ¿Por qué los dos protagonistas de Love story se enamoran locamente? Porque sí. ¿Por qué un extraño asesina repentinamente al Presidente de los Estados Unidos en JFK de Oliver Stone? Porque sí. ¿Por qué nunca vemos que los personajes de La masacre de Texas vayan al baño o se laven las manos como hace la gente en la vida real? Porque sí. Peor aún, ¿por qué el pianista de Roman Polanski debe esconderse y vivir como un vagabundo si toca el piano tan bien? Una vez más la respuesta es “porque sí”. Podría seguir por horas con más ejemplos. La lista es interminable. Probablemente nunca lo pensaste pero todos los grandes films, sin excepción, contienen un importante elemento de “porque sí”. ¿Y sabés por qué? Porque la vida misma está hecha de “porque sí(s)”. ¿Por qué no podemos ver el aire que nos rodea? Porque sí. ¿Por qué siempre estamos pensando? Porque sí. ¿Por qué algunas personas adoran las salchichas y otras las detestan? Porque sí, carajo.

Agente Xavier: [toca la bocina] ¡Por favor! No pierdas el tiempo con estas explicaciones. ¡Vamos!

Teniente Chad: Dame un minuto; dejame terminar.
[mira a cámara] Señoras y señores, la película que están por ver es un homenaje al “porque sí”, el más poderoso elemento de estilo”.


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