Magazine

El negocio de la emigración

Publicado el 14 agosto 2014 por Youssef
El negocio de la emigraciónValla de Melilla. Imágen de EFE. Fuente: El economista.
En Europa nadie se sorprende a estas alturas del fenómeno migratorio hacia el viejo continente. Casi todos los días la televisión nos ofrece imágenes elocuentes sobre tal actividad, donde podemos ver a personas en condiciones muchas veces paupérrimas. Otras no tanto. Hay de todo en esos colectivos humanos. Pero lo que sí está claro, y así lo han venido denunciado fuerzas y cuerpos de la seguridad del Estado, es el negocio que vertebra todo el proceso, las llamadas mafias para emigrantes que extienden sus tentáculos por todo el continente africano, en paralelo con otras actividades delictivas.
Esta última semana en España estamos asistiendo a la llegada de cientos de inmigrantes subsaharianos bien por mar o atravesando las vallas de seguridad de Ceuta y Melilla.  Es una actividad frenética amparada en cierta desidia policial de Marruecos. Ya se sabe, cuando allí se baja la guardia, España sufre las consecuencias. El problema, casi siempre, es el mismo: la corrupción de una parte de las fuerzas policiales que existen en los países del norte de África, en este caso la marroquí. No puede ser de otra manera. Las mafias pagan cuantiosas sumas a policías corruptos con la finalidad de que miren para otro lado. Es así de simple. Por ello el reino alauí debe establecer medidas inmediatas. Me consta que lo hace; pero es ingente la tarea que tiene por delante, pues a pesar de la evolución social del país hacia una democracia al estilo occidental, aún perviven en su seno colectivos poco dados a los cambios. El rey Mohammed VI tiene una misión difícil.
Los movimientos migratorios no son nuevos. Pertenecen a la esencia de la propia especie humana. Pero si es relativamente reciente la articulación delictiva en torno a ese proceso, utilizando todo tipo de estrategias y mecanismos para garantizar el negocio. Los que están en el meollo de la cuestión conocen la mentalidad europea, proclive a la ayuda humanitaria, como no podría ser de otra manera, constituyendo las fronteras espacios permeables relativamente fáciles de traspasar. Es cuestión de intentarlo una y otra vez hasta conseguirlo. Y tarde o temprano se consigue. Este es el motivo de que la presión migratoria vaya en aumento. Sin embargo, las acciones deben realizarse en origen, creando condiciones para favorecer el desarrollo de los pueblos más pobres y procurando a los gobiernos ofrecer colaboración militar y policial para combatir a estas redes de tráfico de seres humanos. Estados Unidos parece que va por ahí cuando ha ofrecido una ayuda multimillonaria a determinados países de África.
Sabemos que promover actividades de mejora social en el continente africano no es fácil. Por un lado hay que convencer a la población local de que su permanencia en su país es mejor. Algo difícil. Internet y la televisión por satélite les dicen lo contrario: En Europa está el paraíso. Los niveles de pobreza son alarmantes, la educación bajo mínimos, al igual que la sanidad. ¿Quién en su sano juicio quiere vivir en un país donde pasa hambre y puede morir por enfermedades terribles? Es normal querer salir, yo diría que es un derecho humano el poder emigrar y establecerte donde quieras. Derecho conculcado, claro está, por acuerdos internacionales, fronteras políticas y prebendas de todo tipo. Así las cosas emigrar se convierte casi en acto delictivo o sospechoso y el emigrante cae en la red,  se convierte en mercancía con la que se puede traficar, pasa a ser un esclavo moderno utilizado por los agentes del  mal.  Por otra parte se trata de comprender las diferentes mentalidades de los africanos. Son gentes nobles pero con una forma de entender la vida muy diferente a la nuestra. No son ´prácticos` según entendemos nosotros tal concepto. El día a día se vive con una visión de la inmediatez, la proyección a largo plazo raramente existe. Y, además, se ha establecido en el imaginario social la idea de la dependencia de occidente, al menos en los países del África Occidental. Ser "dependiente de" implica dejar hacer, no esforzarse para conseguir cambiar tu situación, esperar que te ayuden. Este es un gran problema. Europa acude a África para ayudar, antes para saquear, y rara vez para colaborar. Desde esta perspectiva cualquier intervención es deficitaria y crea las condiciones óptimas para el conflicto social y el negocio de las mafias.
Todo pasa por cambiar planteamientos y paradigmas, centrando la atención en fomentar el desarrollo económico de los pueblos desde un planteamiento de libertad, no de control externo que solo sirve para el enriquecimiento de los de siempre y para el dominio de unas potencias extranjeras sobre países débiles.

También podría interesarte :

Volver a la Portada de Logo Paperblog

Quizás te interesen los siguientes artículos :