Revista Cultura y Ocio
266.853,53 euros. Esa es la cantidad que ingresa la Comunidad de Madrid solo por expedir papeles (o sea, permisos) para que se celebren las ferias de San Isidro y del Arte y la Cultura. 266.853,53 euros a los que hay que sumar otros 6.866,35 que ingresan los veterinarios (siempre y cuando no se lidie ningún sobrero, circunstancia que incrementaría esta cantidad). En total, más de 270.000 euros solo por papeles y sellos oficiales.
Es curioso hacer un par de llamadas y ponerse a echar números, porque estas cifras no suelen aparecer detalladas en los presupuestos autonómicos pero suponen interesantes ingresos para las arcas públicas y además condicionan -y de qué manera- la rentabilidad de los festejos taurinos, especialmente cuando hablamos de otros ciclos de menos ringorrango que el isidril.
Para poder organizar una novillada sin caballos en un pueblo cualquiera (pongamos lo más básico: una plaza portátil de cuarta categoría) un empresario desembolsa una primera tasa de 92,22 euros, a la que hay que sumar la tasa de sanidad (348,26 euros por feria, tenga los festejos que tenga y sea cual sea la categoría de la plaza o el tipo de festejos organizados), la tasa de salud pública (227,50 euros diarios) más el servicio veterinario (304 euros para un festejo sin picadores, 694 euros para un festejo picado; precios que van en aumento según suba la categoría de la plaza).
Por otro lado, el Colegio de Veterinarios cobra 10,25 euros por festejo en concepto de impresos y 3,10 euros por cada animal lidiado, mientras que los veterinarios facturan 31 euros por res lidiada y otros 103 euros por feria.
Así, una simple novillada sin picadores de cuatro reses para dos novilleros en un pueblecito de la Comunidad de Madrid acarrea, solo en permisos, gastos por valor de 1.221,63 euros brutos. A eso, claro, hay que sumar la Seguridad Social de los toreros, su IRPF, el IVA de las entradas, los seguros de accidentes y responsabilidad civil, los médicos y ambulancias... Y, por supuesto, los costes de contratación de toreros, ganaderos, montaje de plaza, transporte de toros y así un largo etcétera de gastos que no detallamos porque no generan ingresos para las arcas públicas (salvo el IVA o el IRPF que se les aplique).
Frente a ello, cabe preguntarse qué permisos son necesarios para organizar un concierto con las máximas figuras de la canción en un recinto como Las Ventas (que para este tipo de eventos afora mucho más de las 24.000 y pico localidades disponibles para los festejos taurinos) y, en caso de necesitarse, qué precio tienen dichos permisos. Respuesta simple: ninguno.
Una vez más, los números demuestran que los toros salen más rentables a la Administración que cualquier otro espectáculo y que, frente a la falacia del discurso antitaurino, parten con desventajas administrativas y económicas frente a cualquier otro tipo de evento público (por si les da dentera lo de «cultural»). Y esto de los permisos es una nimiedad si nos paramos a pensar en las cifras aportadas hace unos días por Juan Medina y Juanma Lamet, como los 50 millones de euros de negocio que la feria genera para la economía madrileña o los 7 millones de euros que, solo en concepto de IVA, suponen las 31 tardes de toros venteñas anunciadas hasta el 10 de junio.
[Publicado en Burladero.com]