Revista Cultura y Ocio

El Nix. Nathan Hill

Por Mientrasleo @MientrasleoS
El Nix. Nathan Hill
     "De haber sabido que su madre se marchaba, tal vez Samuel habría prestado más atención. Habría podido escucharla con más interés, observarla con más detenimiento, anotar algunos detalles cruciales. Quizá habría sido capaz de comportarse y hablar de una manera distinta, de ser una persona distinta".
    Tengo que reconocer que hacía tiempo que un libro no me llamaba tanto la atención visualmente al verlo en la mesa de la librería. Es por eso que lo compré, y por eso, hoy traigo a mi estantería virtual, El Nix.
    Cuando el gobernador Packer, un candidato a la presidencia de Estados Unidos controvertido con claras ideas antiinmigración es atacado por una mujer, todo el mundo está pendiente del vídeo de lo sucedido. Todos excepto un profesor de inglés llamado Samuel Anderson, un hombre que vive tristemente, deprimido y adicto a videojuegos, y que se ve sorprendido por la llamada del abogado de dicha atacante. Parece ser que se trata de su madre, Faye, y el abogado quiere que sea testigo. Sin embargo el editor de Samuel tiene una idea mejor, ¿qué tal si investiga el pasado de esta mujer que les abandonó cuando tenía once años y aprovecha para escribir un libro?
     La primera noticia que tuve sobre este libro fue cuando leí que comparaban a su autor con Pynchon y Franzen, así que pensé que ya estaba el crítico norteamericano en su eterna búsqueda de la gran novela americana contemporánea. Ese concepto que viene siendo el premio jamás entregado a lo que parece ser el mejor escritor de Estados Unidos y, por extensión, del mundo una vez se exportase su obra. Así que reconozco que no le hice demasiado caso. Es más, cuando me tropecé con el libro en la librería, ni siquiera asocié el título a aquella comparación. Supongo que eso ha sido algo positivo a la hora de leerlo, me ha permitido un juicio limpio.
   
     He tardado un tiempo en ponerme a leer El Nix pero a las pocas páginas ya me di cuenta de que no era un libro fácil de reseñar y prueba de ello son las pocas opiniones que se han vertido sobre él pese a lo controvertida que ha sido su publicación. Y es que, un libro que abarca desde los años 50 hasta el 2011, que habla de conflictos como Vietman, Wall Street, el mundo virtual, la búsqueda de una vida y la ambición de un editor, el poder, los fantasmas, las personas y la vida. Y todo ello en un tiempo que se mueve a lo largo de setecientas páginas convirtiendo la novela en uno de esos libros que requieren cierto esfuerzo por parte del lector, pero que uno termina con la satisfacción de haber hecho una buena lectura. Y es que El Nix es mucho más de lo que he contado, ya que el autor despliega todo un abanico de temáticas y es capaz de irlos entrelazando a la perfección. Así sabremos, por ejemplo, de unos gemelos que fueron los primeros amigos que tuvo Samuel, y también que ahora su editor estaba a punto de demandarlo por no entregar un manuscrito a tiempo. Descubriremos que pese a su marcha, y también precisamente por ella, la madre de Samuel ha marcado a su hijo de muchas maneras y también que el padre de esta mujer la marco a ella y por lo tanto a los dos. Hill da vueltas para mostrarnos que las personas estamos marcadas por aquello que vivimos y también por quienes nos rodean, ya sea por su presencia o por su ausencia, y por eso es de vital importancia su capacidad para integrar hechos sociales de sobra conocidos en la novela. Se mezcla lo real con la ficción para mostrar a un Samuel desencantado y también a una mujer, Faye, que aún estaba en construcción cuando estallaron los disturbios del 68. No falta prácticamente de nada en esta novela, y Hill consigue incluso que no nos perdamos, que disfrutemos, que riamos a ratos con la estudiante impertinente y que echemos una carcajada cuando el propio protagonista dice que los lectores actuales buscan libros sencillos con tramas lineales. Y es que El Nix es, sobre todo, divertido.
     A poco que hayamos oído hablar de este libro, sabremos que el Nix es un espíritu que se presenta y atrae a niños con su forma para luego llevárselos. Bien, no es el único espíritu del que se habla en la novela, aunque no estamos ante una novela paranormal, su presencia es más bien simbólica de esas enseñanzas que la vida nos va dejando a medida que crecemos. Queda latente, además de la crítica social que se percibe con muchísima facilidad, un regusto a enseñanza que nos muestra abiertamente con las palabras de un compañero de videojuegos del protagonista, quien advierte de la diferencia entre las personas acertijo y las personas trampa. Supongo que todo ello enfocado al gran mensaje del libro, que viene a ser: cuidado con lo que deseas. Y es que, ya lo dijo Santa Teresa: Se derraman más lágrimas por las plegarias atendidas que por las no atendidas. Y en el caso de las personas, serán las que más quieres las que más te puedan dañar.
     En fin, todo esto es El Nix y os puedo asegurar que es mucho más. De hecho, ya tengo casi planeada una relectura para poder recoger todo aquello que, soy consciente, se me ha escapado en esta primera vez.
     Y vosotros, ¿sois relectores?
     Gracias.

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