En mi búsqueda permanente de algo en lo que perder el tiempo, suelo saltar de link en link buscando rastros de comida en libros, series, películas, fotografías y bodegones. A este paso me quedaré despistojada de tanto mirar la pantalla del ordenador y con un túnel carpiano del tamaño del de Guadarrama, pero oye, me entretengo. Y este verano por fin encontré la meca de la procastinación infinita, a la altura de los vídeos de gatitos o la galería de fotos vergonzantes de esa compañera de colegio a la que odias. El NO-DO.
Vale, así a priori como que no suena muy atractivo, pero os aseguro que es una fuente inagotable de entretenimiento y ojiplatismo. Porque el NO-DO (de Noticieros y Documentales), ese presunto informativo que se proyectaba obligatoriamente antes del pase de películas en los cines, tiene más cosas aparte de Franco inaugurando pantanos. Salen niños, viejos, perros, inventos, deportes, costumbres y mucha propaganda, desde 1943 hasta el mismo año en el que yo nací, 1981 (siendo obligatoria su exhibición hasta 1976). Quitando toda la morralla franquista y la exaltación de la patria católica, apostólica y pobretona, el NO-DO es fascinante como documento, para ver cómo era España y de qué forma peculiar les hacían verla.
En esta página de Rtve se pueden ver todos los vídeos del NO-DO que conserva la Filmoteca Nacional, y ahí he estado yo varias tardes dejándome las pestañas en su buscador para poneros lo más chusco relacionado con la comida y la gastronomía, un verdadero delirio de viejunismo y ranciedumbre.
El primero, porque es el que más ilusión me hizo encontrar, es de una clase de cocina en 1945. Mientras en Europa se terminaban de matar unos a otros, las señoritas bien de Barcelona acudían muy repeinadas a un curso en el Instituto de la Mujer con José Rondissoni, cocinero del que hablaremos otro día, editor de la revista Menage y al que me ha encantado poner cara.
Minuto 00:29, atención al pollo a la americana y a los comentarios del locutor. "Los dueños de casa no deben impacientarse porque no esté preparada la comida, la esposa o la cocinera siempre tienen la razón". El pollo desde luego se nota que era de racionamiento, menuda birria.
El NO-DO no enseñaba a los que pasaban hambre ni penurias. Lo importante era animar el espíritu nacional antes de tragarse un programa doble de películas melodramáticas, así que en la Navidad de 1947 todos los afortunados madrileños llevaban literalmente un cordero bajo el brazo. Ni cuarto y mitad, ni bandejas asépticas ni "me lo partes para asar". Entonces se cogía uno el bicho entero y ya lo desplumaba, pelaba y desentrañaba en casa. Minuto 02:44
1953, primer concurso nacional de cocineros. Miedo y terror, porque las creaciones artísticas de los chefs dan ganas de tirarse por una ventana y eso que las vemos sólo en blanco y negro. Atención a los platos obligatorios: langosta del Cantábrico Bella Vista, timbal de langostinos a la gelatina, silla de ternera de Castilla, capones Suvaroff y zarzuela de pescado. Pura modernidad, vamos.
Si tenéis pesadillas por ver el pato disecado de adorno, no os quejéis. Minuto 04:16
En 1954 los concursos gastronómicos ya lo daban todo, con horrores tal que una ensaladilla rusa con forma de cordero, pero lo mejor es el asado tipo muñeca rusa del final. Un buey relleno de un cerdo relleno de un pavo relleno de pollo. Eso sí que eran fiestas y lo demás nada. Minuto 05:26
El festival de la cocina viejuna alcanza su culmen en 1960, en una "exhibición culinaria" de un hotel madrileño en la que todo da náusea y repelús. De tan emperifollados no se puede discernir de qué porras están hechos los platos, pero les daba igual. Sobre todo al señor que se come un pavo entero como en los sueños húmedos de Carpanta. Minuto 04:09
El primer supermercado madrileño se inauguró en 1958 (calle Embajadores), con la asistencia de la excelentísima señora del excelentísimo ministro de la gobernación y un excelentísimo obispo que no sabemos qué pinta ahí paseándose entre latas de atún. El concepto de supermercado era una cosa llegada del futuro, el no va más porque "el público elige con entera libertad los productos puestos a la venta". Minuto 00:29
Otro concurso de cocina, pero esta vez entre sociedades gastronómicas de Donostia en 1960. "A veces, en vez de echar vino al guiso es mejor bebérselo". Por lo menos podemos constatar que en esa época ya se comía chuletón y que lo de que las mujeres no puedan cocinar en una sociedad sigue siendo igual medio siglo después. Ejem. Minuto 06:30
En 1955 nació el primer nieto varón de Franco y no se le ocurrió nada peor para celebrarlo que invitar a los niños de El Pardo a una paella caritativa. Los pobres chavales con ropa de domingos tenían pinta de no catar muchas paellas y "consumían los manjares entre manifestaciones de alegría". Ay. Minuto 00:29
El premio por haber llegado hasta aquí es un vídeo en color, rancio y tremebundo. En 1972 empezaba el destape no sólo de cuerpos sino de la repostería, que pasó de ser algo decente a un festival de colores psicotrópicos que da ganas de morir.
Para que luego os quejéis del fondant y los cupcakes de colores, insensatos. Mirad esta exposición gastronómica de Torremolinos (sí, es que lo tiene todo) y callad para siempre. Minuto 08:54