El nombre del viento y los tópicos

Dibujo de Marc Simonetti.

Realmente, no sé qué pasó con Mary. Ni con El nombre del viento, la única novela de fantasía que puede competir en ventas con las consabida Juego de Tronos. Cómo un pollo relleno, que bien sabes lo que lleva dentro, El nombre del viento (Patrick Rothfuss) me resultó muy previsible. La historia de un super hombre que puede con todo y todos en un mundo de fantasía medieval, que por otra parte no aporta novedad alguna al género. Dudo si es una novela juvenil o un libro de homenajes a otras lecturas. Eso sí, detrás del ladrillazo que es el libro hay una voluntad de contar una buena historia y contarla bien. Eso se agradece profundamente.
De verdad que me esforcé, como un Hércules de estar por casa fui pasando páginas hasta quedarme varado como un barco en un arenal en la página trescientos y algo. Y allí el libro saltó de la cama y fue a posarse en el parquet, donde se quedó unos días jugando con las hormigas que cada verano toman manu militare el piso que alquilé.

El autor de El nombre del viento.

¿Qué decir más? Los padres del héroe eran buena gente pero murieron injustamente asesinados. Ah, sí, eran músicos, un oficio sin dinero en la edad media y hoy también. Conoció un primer maestro que se lo enseñó todo a cambio de nada —los que tuve en la escuela estaban ahí por la nómina y poco más—. El chaval lo pasa francamente mal. No veas el hambre y el frío que pasa en esa ciudad (Tavern, o Tabernícola o Taberna algo así) sin alma. Y, claro, hay una tribu que no invitarías a merendar a casa, los Chandrian, y otros chavales en la ciudad a los que convendría alistar a la Legión Extranjera para que vieran mundo y estuvieran un poco tranquilos. Me quedé cuando conoce al cuentacuentos, otro hombre sin mácula, que es detenido por unos monjes más bien sospechosos.
No tiene la profundidad ni la barroca prosa exuberante y enloquecida de Príncipe de Nada. Y peor aún. No tiene magia o yo no fui capaz de encontrarla. Es una diversión el libro. No tiene el humor corrosivo de Terry Pratchett. Quizá me faltó fe, quizá ardor o hasta paciencia. Aunque leí el primer libro de Terramar hará un par de años y me embelesó, me enamoró desde el minuto 0, y eso que es una novela juvenil, quizá para niños.
Del hombre sabio me declaro desertor.
El nombre del viento y los tópicos