Revista Videojuegos

El ocaso de un ciclo

Publicado el 29 noviembre 2016 por Emiliomolinar @EmilioMolinaR

El ocaso de un ciclo

Una vez más, en plena vorágine obsesivo compulsiva por las últimas novedades, yo doy un paso contracorriente y fijo mi atención en lo arcaico, lo antiguo y obsoleto, aunque no por ello menos bueno. Cuando multitud de usuarios suspiran por hacerse con una consola de última generación y una televisión 4K, y se desata una fiebre enorme (justificada o no, eso queda ya en cada uno) por juegos como el reciente Final Fantasy XV, tomo otro camino y me hago con una PlayStation 2 con la idea clara de disfrutar de la decena de juegos que he ido adquiriendo con el tiempo, lo que supone horas y horas de diversión a precio muy bajo. La PS4 tendrá pues que continuar esperando en el limbo.

Esta, no obstante, ha sido una decisión muy meditada. No solo por el ahorro económico, que es evidente, sino por algo que llevo viviendo desde hace ya algunos años, una situación que poco a poco va a más y sin viso alguno de poder revertirse: los videojuegos, salvo contadas excepciones, dejaron de emocionarme como lo hacían antes.

Todavía recuerdo la que fue mi mejor época en lo referente al disfrute de los videojuegos: la segunda mitad de los años 90, cuando la Saturn era la reina de la casa y yo procuraba saciar su hambre todos los meses con cualquier juego que me llamara la atención. A menudo el mismo día de cobro yo me guardaba un billete de 10.000 de las desaparecidas pesetas y me acercaba al por entonces único Centro Mail de la ciudad para comprar. Hoy en día eso es impensable, no ya solo porque no dispongo de su equivalente en euros sino porque no hay nada que comprar. Hablo, repito, desde una percepción muy personal. Sé bien que muchos podríais recomendarme una retahila de títulos de cualquier sistema pero os aviso de que, probablemente, no serviría de nada.

Suelo echar un vistazo a las noticias del mundillo a través de algunas webs conocidas pero también estas me resultan desde hace un tiempo aburridas, y me da la impresión de estar buscando finas agujas en un inmenso pajar. Hallar una noticia que de verdad me interese se ha convertido en una tarea cada vez más complicada, por lo que estoy pensando seriamente en buscar la forma de personalizar la información que me llega para evitar todo aquello que no quiero ver. No me preocupa perderme algunas cosas que podría luego comentar aquí, al fin y al cabo quiero escribir sobre lo que me gusta y hacer otra cosa no tiene sentido.

Todos sabemos cómo ha cambiado la industria. Ha pasado de ser algo casi inocente (cosa de críos se decía, ¿os acordáis?) a convertirse en algo que ya mueve más dinero incluso que la pornografía. Ya no es tan importante el entretenimiento como que éste dé beneficios, y cuantos más mejor. Los servicios online buscan desesperadamente que el formato digital sea con el tiempo la primera (y única) opción para de esta forma tener el control absoluto sobre los productos que se compren a través de cualquier dispositivo con conexión a una Internet convertida en el nuevo campo de batalla para millones de personas ansiosas por demostrar al mundo que son los mejores, un objetivo ahora con todavía mayor recompensa gracias a los E-Sports. Competitividad en estado puro que, por supuesto, yo no aliento ni comparto.

Sé por experiencia que cuando algo se alarga en el tiempo, sucesivos cambios pueden llegar a desvirtuar el concepto original. Es algo que podemos observar en algunas obras literarias y audiovisuales pero cuando lo que se desvirtúa es la propia fábrica de los sueños, cuando ya no es posible volver a esa inocencia primigenia que a tantos nos enganchó por su sencillez, cuando lo único que importa es hacer fortuna, pienso que quien como yo ha conocido las primeras etapas no puede evitar sentir una gran tristeza al ver cómo se ha prostituido todo.

Y es esta prostitución, junto a los propios videojuegos actuales con sus defectos y virtudes, lo que veo que poco a poco me está conduciendo al ocaso de un ciclo del cual la PS4 quizá sea el último paso (que daré por Shenmue III, sino ni me lo planteaba). Lo que tengo claro es que no voy a dejar de lado, al menos por ahora, una afición que lleva conmigo prácticamente toda la vida. Si lo moderno ya no es para mí, estoy seguro de que mucho de lo anterior sí lo será.


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