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"El océano al final del camino", de Neil Gaiman

Publicado el 12 febrero 2014 por Lucía Martín @EsbozosDeTinta

Título: El océano al final del camino.Título original: The Ocean at the End of the Lane.Autor/a: Neil Gaiman.Nacionalidad: Británica.Editorial: Roca Editorial.Idioma original: Inglés.Fecha de publicación: 10/10/2013Páginas: 240.Presentación: Tapa blanda sin solapas.ISBN: 978-84-9918-657-3
Es autor de varios libros infantiles, además de Coraline: la colección de relatos M de magia y El cuento del cementerio(ambas de próxima aparición en Roca juvenil). Además de ser autor de los guiones de varias películas basadas en sus escritos, es también autor de varias novelas para adultos y de la serie de novelas gráficas Sandman. Entre los numerosos premios que se le han concedido están el World Fantasy, el Hugo, el Nebula y el Bram Stoker. Aunque nació en Gran Bretaña, ahora vive en Estados Unidos. 

Para más información, puedes visitar su página web.


Hace cuarenta años, cuando nuestro narrador contaba apenas siete, el hombre que alquilaba la habitación sobrante en la casa familiar se suicidó dentro del coche de su padre, un acontecimiento que provocó que antiguos poderes dormidos cobraran vida y que criaturas de más allá de este mundo se liberaran. El horror, la amenaza, se congregan a partir de entonces para destruir a la familia del protagonista.
Su única defensa la constituirán las tres mujeres que viven en la granja desvencijada al final del camino. La más joven de ellas, Lettie, afirma que el estanque es, en realidad, un océano. La mayor dice que recuerda el Big Bang. 


Este es el segundo libro que leo de Neil Gaiman. Mi primera toma de contacto fue con una de sus obras más conocidas, Neverwhere, y me dejó tan buen sabor de boca que cuando descubrí por casualidad que este otoño había publicado un nuevo libro (soy así de desastre para todo) no dudé en hacerme con él lo antes posible.En este libro, Neil Gaiman lo ha vuelto a hacer. De la misma manera que en la ya citada Neverwhere, te adentra paulatinamente en un mundo fantástico donde nada es lo que parece ser… ¿O sí? Describe el hecho más insólito o sorprendente con una sencillez y claridad inusitada y es justamente eso lo que vuelve la historia tan verídica. 

(Ahora estoy contemplando el estanque, recordando cosas que resultan difíciles de creer. ¿Por qué lo más difícil de creer para mí es que una niña de cinco años y un niño de siete tuvieran una chimenea de gas en su habitación?).
Para mí, es una historia que resulta difícil de reseñar sin soltar un gran spoilerporque después de leerlo tienes tantas ganas de hablar de determinados sucesos que es muy complicado dejarlos a un lado. Pero no os preocupéis que no os desvelo nada de nada, lo prometo.

Uno de los aspectos que destacan es el análisis de los puntos de vista infantil y adulto El protagonista narra con ambas visiones, explicando un hecho tal y como lo vivió en su momento y lo que ahora deducía, de la misma forma que nosotros hacemos al hablar de hechos pasados. El protagonista, en su infancia, veía a los adultos como un símbolo de autoridad encarnado: eran fuertes y sabían en cada momento lo que debían hacer. En contraposición está él, un niño asustadizo que se evade del mundo enfrascándose en la lectura.

Mientras crecía aprendí muchas cosas en los libros. Me enseñaron casi todo lo que sé sobre cómo se comporta la gente y cómo debo comportarme yo. Los libros fueron mis maestros y mis consejeros. En los libros, los niños se subían a los árboles, así que yo me subía a los árboles; a veces llegaba muy arriba, siempre temiendo caerme. En los libros, la gente entraba y salía de las casas trepando por los bajantes de los canalones, así que yo también lo hacía. Por aquel entonces los canalones eran de hierro y estaban fuertemente anclados a los muros, no como esos canalones de plástico que hay ahora.
El comienzo de la historia arranca desde la normalidad del protagonista (dato curioso: jamás se revela su nombre en toda la novela. Esto me hizo recordar otros casos semejantes como, por ejemplo, en el libro El alquimista de Paulo Coelho en el cual se menciona tan solo una vez el nombre del protagonista, Santiago) que acude al lugar donde pasó su niñez por motivo de un funeral. Después de la ceremonia se monta en su coche y comienza a conducir sin saber que acabará frente a la granja de las Hempstock, al final de la carretera. Sentado delante del estanque al que Lettie Hempstock, su antigua amiga, llamaba «océano», los recuerdos de su infancia se van volviendo cada vez más tangibles a medida que logra rescatarlos del olvido y volver a revivir aquella época.  
Era el océano. El océano de Lettie Hempstock. Lo había recordado y, detrás de ese recuerdo, vinieron todos los demás. 

Lo primero que recuerda es cómo murió su gato, Fluffy, atropellado por el minero que iba a hospedarse en su habitación debido a la mala situación económica que atravesaba la familia. Le regaló otro gato en compensación, sin embargo, no lo veía como suyo. A la mañana siguiente, una llamada de la policía les alertó de que habían encontrado su coche al final de la carretera y padre e hijo se dirigieron hacia allí para descubrir que en el interior de su Mini blanco se encontraba el cadáver del minero, el cual se ha suicidado. 

Es ahí, junto al cadáver, donde se inicia la relación de amistad con Lettie, una misteriosa niña un poco más mayor que él, de cabellos cobrizos y rostro pecoso, que vive en la granja del final de la carretera junto con su madre y su abuela. Ella lo saca de allí y lo lleva hasta su casa para darle algo de desayunar y, después, le enseña el estanque que hay en la parte de atrás de la casa. El chico tan solo ve un estanque de patos, nada más; para él es absurdo. Pero Lettie insiste en que realmente es un océano y que tuvieron que cruzarlo desde su tierra natal cuando ella era tan solo un bebé. Ese día sus caminos se cruzan por primera vez... Y ya nada volverá a ser igual


Indudablemente, mi personaje favorito es el protagonista A pesar de ser un niño de siete años, a lo largo del libro el personaje cambia y se vuelve más maduro. Los esquemas de su mundo se rompen y debe enfrentarse a situaciones para lo que ningún libro ni ningún adulto podrían haberlo preparado.

Lo único a lo que le pondría pegas sería al final. No porque no sea coherente o deje asuntos pendientes en el aire; no. Es que pensé que terminaría de una forma en concreto (ingenua de mí) y Neil Gaiman me pilló tan desprevenida que hasta me hizo derramar alguna lágrima (cuando me tocan la fibra sensible... Y por desgracia suele ser muy a menudo). Pero no voy a extenderme sobre este tema, que he prometido no decir ningún spolier. Ya me contaréis que os pareció el final a vosotros.


8,5/10¿Y vosotros, os lo habéis leído? ¿Os ha gustado tanto como a mí?

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