Revista Opinión

El octavo día

Publicado el 28 mayo 2012 por Carmentxu

Y al octavo día, después de haber descansado el séptimo, viendo la que se había liado en tan solo unas horas, dijo Dios: “Habéis vivido por encima de vuestras posibilidades”. Y añadió: “Caerá sobre vosotros el estigma del pecado eterno”. Y entonces Dios abandonó su creación, con la que había disfrutado mucho hasta entonces, y partió a descansar lejos de aquel Babel, concretamente a Marbella, donde se alojaba en unas propiedades que su primo el dios mercado adquirió a buen precio, justo antes de que el suelo y lo que sobre él construyó el hombre empezara a costar también por encima de las posibilidades y quisiera alcanzar el cielo. El octavo díaY Dios no pagaba IBI y vió que aquello era bueno. Pero al segundo día de sol y playa, restaurantes de lujo y habitaciones marmóreas, el caprichoso Dios se aburrió y pensó que aquello no era bueno. Y creó Bankia. Y pensó que sí sería bueno disponer al frente a Rodrigo Rato, disponible después de poner los pies en polvorosa del infierno del Fondo Monetario Internacional. Y Dios se lo pasó como el Dios que era viendo cómo el hombre y la pérfida mujer pagaban con sus impuestos los desmanes de aquellos que vivieron por encima de sus posibilidades mientras el paraíso del bienestar se diluía como la espuma de las olas en la arena. Y encontró todo aquello muy divertido, mientras el dios mercado se había acomodado en los consejos de administración de bancos y grandes empresas y jugaba a asustar a aquellos mortales con el infierno de la hipoteca impagada, el desempleo o la dramática llegada de fin de mes como premonición de un futuro desesperado. Y el dios mercado fue cogiéndole el gusto a todo aquello. Periódicamente enviaba a sus esbirros a castigar a los herejes que cuestionaban el dogma desde las El octavo díaplazas y condenaba al exilio a aquellos que se habían formado también por encima de sus posibilidades y ahora sólo encontraban arena en aquel desierto que antes fue tierra fértil. Y Dios pensó que todo aquello era divertido desde las alturas y que así estaba escrito.


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