Hay muchas maneras de hacer docencia, algunas de ellas con diploma habilitante y otras sin papeles pero con el alma puesta en enseñar.
Todos tuvimos y aún tenemos algún maestro de la vida como referente, que fue más allá de la materia o del oficio en cuestión, porque nos enseñó cosas que no están en los libros. Cosas de la vida.
Será que me he puesto mayor y algunas cosas ya lucen diferente, pero todos los cargos, títulos, doctorados, diplomas, clases magistrales y demás chapas que parecen quitarle el sueño a tantos que hacen el trabajo de docente ya no me importan. Muchos de estos conchabados con la educación han sido y son los culpables por acción u omisión, de las crisis de los últimos años. Demasiados años.
Por eso pensé hoy en tantos maestros, con diploma o no, que enseñan por amor y como única recompensa, el brillo en los ojos del que se dio cuenta mientras aprendía.
Si te llama seño o profe es porque percibe que la increíble aventura de aprender está sucediendo, más allá de un título.
¡Feliz día, Maestro!