“Una rosa con cualquier otro nombre olería igual de dulce”, le dice a Julieta a Romeo en la famosa obra de Shakespeare. Resulta que tenía razón, literalmente hablando, por lo menos.
A diferencia de imágenes y sonidos, los olores son complejos compuestos de cientos de diferentes moléculas olorosas. El aroma de una rosa, por ejemplo, tiene 275. Pero unos pocos dominantes son las que hacen un olor a rosa como una rosa -por lo menos a nuestras narices.
Entonces, ¿cómo de sofisticado es nuestro sentido del olfato? Si la rosa fuera escondida en, digamos, un gran ramo de margaritas y lirios, ¿seríamos todavía capaces de diferenciar el perfume de la rosa de entre los demás?
Lo más probable es que sí, sugiere un nuevo estudio. El experimento, llevado a cabo por investigadores del Laboratorio de Neurogenética de Rockefeller, muestra que la nariz humana es mucho más exigente de lo que se pensaba. Mientras que los científicos habían asumido que una persona por promedio podía distinguir entre aalrededor de 10.000 olores, el estudio del Rockefeller sube esa cifra hasta un billón de aromas únicos.
Dado que los olores son tan multifacéticos, el equipo de investigación necesitaba averiguar lo bien que la gente podría decir la diferencia entre mezclas de olor similares, pero no idénticas. Así Andreas Keller, quien dirigió el estudio, uso 200 cócteles olorosos, eligiendo de entre una lista de ingredientes de 128 moléculas olorosas que son los bloques de construcción de los olores de naranja, menta, anís y muchos otros olores. Se varió la fórmula de manera que diferentes moléculas de olor dominaran cada una de las mezclas. Para cada prueba en el experimento, Keller y su equipo pidieron a 28 voluntarios olfatear tres viales -dos que contenían la misma mezcla exacta, y otro con una mezcla diferente- e identificar el que era único.
Mientras que las respuestas de los ‘variaron un poco, en promedio, se vio que fácilmente podían distinguir entre mezclas que compartían menos del 50 por ciento de los mismos componentes. Por encima de eso, era más difícil notar la diferencia, aunque algunos voluntarios podían discriminar entre mezclas que eran hasta un 90 por ciento similares.
“El mensaje aquí es que tenemos más sensibilidad en nuestro sentido del olfato que lo que creíamos”, dice Leslie Vosshall, que dirige el laboratorio y co-autora del estudio. “Simplemente no le prestamos atención y no lo usamos en la vida cotidiana.”
El nuevo estudio, publicado esta semana en la revista Science, coloca a la nariz muy por encima de los ojos y los oídos en poder de discernimiento: los investigadores estiman que podemos ver entre 2,3 millones y 7,5 millones de colores diferentes, y podemos oír a cerca de 340.000 tonos.
Y es muy probable que la nariz humana puede realmente detectar incluso más de 1 billón de olores, porque las moléculas de olor se combinan en muchas más formas en el mundo real de lo que los investigadores fueron capaces de imitar en el laboratorio, agregó Vosshall.
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