Estoy en un restaurante en Covent Garden, en el que hemos conseguido una mesa para seis a pesar de ser viernes por la noche y no tener una reserva. Esto no sé cómo va en otras ciudades, pero en Londres, por lo que me cuentan mis muy sociales compañeros de trabajo, es un milagro equivalente a que se te aparezca la Virgen en persona y te pregunte qué quieres tomar.
Yo - ¿Oye, y Salma dónde está? -Salma es la novia de Bandiera, un chico de Palermo sentado ahora mismo en mi diagonal. A él me dirijo-.
Bandiera - Está en casa. Se ha enfadado porque la he dejado sola con el olor.
Resulta que Bandiera tiene en casa algo que huele raro. Literalmente, quiero decir. Ese viernes por la mañana se levantó de la cama, fue a desayunar a la cocina y una pestilencia atroz le saludó desde algún lugar indeterminado de la habitación.
Yo - ¿Te has ido de cena y has dejado ahí a Salma para que se apañe? -le lanzo una mirada de reproche. Me imagino a Salma limpiando la casa de arriba a abajo en busca de la repugnante fuente del problema-. Espero que por lo menos ya sepáis de dónde viene el olor.
Bandiera - He buscado en internet lo que puede ser.
La mesa entera lanza una exclamación de alarma.
Bandiera - Ya, ya lo sé, es una idea terrible, pero qué queréis que haga, no lo he podido evitar.
Yo - ¿Y qué has encontrado? Seguro que te han dicho que tienes cáncer o de que estás embarazado. Bandiera - Pues mira, hay tres opciones -levanta tres dedos de una mano y agarra uno de ellos con dos dedos de la otra-. La primera es que sea una rata -puede ser. Es hasta probable. A lo mejor internet no es tan malo después de todo-. La segunda -se agarra otro dedo- es que sea un cadáver.
Yo - ¿Un cadáver? Ummm bueno, por poder.Bandiera - Y la tercera -se agarra otro dedo y acerca la cabeza hacia la mesa con gesto enigmático, preparándonos para escuchar algo oscurísimo. Como si no nos acabara de decir que la segunda opción es un cadáver-... la tercera es que sea un fantasma.
!!
Yo - Un fantasma. Bandiera - Sí. Está científicamente demostrado -mal asunto, empezar así una frase- que hay un montón de dimensiones distintas, así que podría ser alguien que se ha quedado atrapado al morir entre una dimensión y otra.
Yo - Y ahora está en tu cocina. Bandiera - Sí. Yo - Oliendo mal. Bandiera - Claro.
Claro.
Yo - ¿Pero tú crees en fantasmas? -siempre que la gente me habla de cosas del más allá pienso que están de broma, pero es que este chaval me está contando esto con toda la gravedad del mundo-
Bandiera - Mira -baja un poco el tono para ponerse todavía más misterioso- mi madre hace tiempo se despertó en mitad de la noche. Se incorporó y se encontró un ángel -un ángel, nada menos- a los pies de la cama; un niño con bucles rubios -abro la boca para despotricar, pero Bandiera no ha terminado-. Mi padre se despertó y cuando ella le contó lo que había visto, él no la creyó, pero a los pocos días mi madre quedó con mi tía, y cuando le contó lo que había visto ella le dijo -pausa dramática- que ella había visto lo mismo.
Bandiera me mira esperando una respuesta, como si acabara de darme un razonamiento irrefutable y ahora yo tuviera que decirle que tiene toda la razón, qué incrédula soy, qué ciega he estado todo este tiempo pensando que los fantasmas eran una excusa para hacer pelis de terror de ésas con niños japoneses de color azul.
Yo - Bandiera, ¿vas por ahí disfrazándote de querubín para asustar a tus familiares?
Bandiera - Que te estoy diciendo la verdad. Yo - Mira. No te digo que tu madre esté mintiendo, ni tu tía, de verdad que no lo creo. Yo digo que veo más viable que un niño rubio con rizos se vista de ángel, trepe por un canalón, se cuele en la habitación de tu madre, espere a que se despierte para darle un susto de muerte y después se vaya a repetir la operación a casa de tu tía, que el que se les haya aparecido un fantasma -Bandiera coge aire para replicar y yo levanto las manos en son de paz-. Que ellas han visto algo no lo pongo en duda, en serio. Pero digo yo que igual era un sueño o algo por el estilo, ¿no?
Bandiera - ¿Y han visto las dos lo mismo? Yo - Ummm ¿puede ser que hayan visto las dos la misma película y se les haya metido una idea en la cabeza, o algo por el estilo? -Miro a mi alrededor en busca de ayuda. Leontine, una amiga francesa de Bandiera que está sentada a mi lado y que lleva un rato con cara de pero-este-tío-no-era-de-ciencias, decide, afortunadamente, salir en mi defensa-.
Leontine - Eso puede ser; que hayan visto las dos alguna cosa común que les haya dejado alguna imagen en mente.
Miro a mi alrededor esperando a que alguien más nos apoye, pero parece que la gente no está por la labor.
Yo - Oye pero decid algo. ¿Creéis todos en fantasmas o qué pasa?
Bruco - A mi padre le pasó una cosa una vez. Estaba trabajando en una obra cuando de repente...
Y aquí Bruco procede a contar la historia de cómo su padre se encontró con una niña que le pidió un vaso de agua en un edificio en obras al que se suponía que no había acceso, sólo para descubrir diez minutos después no sólo que la muchacha había desaparecido, sino que ahí vivió una vez una niña que murió en un incendio.
Incendio, niña sedienta, pum, historia paranormal. Por supuesto que es un fantasma, por favor, como si hubiera otra opción.
¿Cómo? ¿Creéis que es más probable que sea una niña de las que todavía respiran, que se ha colado en la obra? Eso dije yo la primera vez que oí la batallita, pero parece ser que a ese edificio no había acceso por ninguna parte. En cualquier caso, he aquí una lista de situaciones más factibles que la versión con niña muerta:
1) Porque todos sabemos que los críos son unos pequeños hijos de Satanás inconscientes, una niña encontró un agujero en las vallas de la obra y se coló en el edificio, probablemente jugándose el palmar aplastada por una viga en el proceso.
2) El padre de Bruco se quedó frito y todo este incidente fue un sueño.
3) La niña era superdotada, acabó arquitectura cuando sus compañeros del jardín de infancia estaban aprendiendo a restar y estaba allí empleada como todos los demás. El padre de Bruco no la conocía como parte de la plantilla porque la niña, harta de ser juzgada por su evidente inteligencia superior, sabía que era mejor trabajar en las sombras para que los adultos la dejaran en paz. Cuando se encontraba con una persona mayor en horas de trabajo, se deshacía rápidamente del casco y del resto de sus herramientas y fingía ser una niña perdida que quiere un vaso de agua.
¡Tantas alternativas! De hecho yo diría todas las alternativas. Excepto que aquí la nena haya aparecido por generación espontánea, creo que todas las opciones del mundo son más plausibles que la del espíritu. Estaría dispuesta incluso a aceptar presencias alienígenas por encima de lo del fantasma en la escala de credibilidad.
Y sin embargo ahí tenéis a Bruco, un tío enamorado de la tecnología y con una mente racional hasta el infinito, defendiendo que su padre vio una vez un espectro en forma de niña cansina.
Me resulta interesante porque casi todo el mundo, cuando les pregunto si creen en fantasmas -le pregunto esas cosas a la gente, qué pasa-, me dicen que no. Pero luego se acuerdan de estas historias y me las cuentan como si fueran pruebas concluyentes de algo.
Y yo no digo que la gente no vea cosas, sólo digo que
a) Hay una explicación científica detrás, simplemente en el momento no sabes cuál es.
b) Si te despiertas en medio de la noche, ves un niño desconocido en tu habitación y no llamas a la policía es que tu visión tan vívida no es.
Me voy a poner un vestido blanco y voy a ir colándome en las casas de la gente para observarles mientras duermen, a ver a cuánta gente puedo convencer de que soy un fantasma antes de que me detengan. Deseadme suerte.