Revista Psicología

El origen de la terapia breve centrada en las soluciones

Por Davidsaparicio @Psyciencia

El origen de la terapia breve centrada en las soluciones “La familia tiene la solución”. Este es uno de los supuestos más importantes de la Terapia Centrada en Soluciones, concebida como terapia breve a finales de la década de los 70 por Steve de Shazer. A diferencia de las intervenciones de la terapia breve del MRI (Mental Research Institute), que apuntaba a interrumpir las pautas interacciones que los terapeutas identificaban como más de lo mismo, como imperfectos intentos de solución, el enfoque del equipo del Brief Family Therapy Center de Milwaukee empezó a recurrir más a la colaboración y al modo de pensar que posteriormente daría contigencia al lenguaje de las terapias posmodernas.

El paso de la terapia familiar practicada por el equipo de De Shazer, centrada en el problema como sus colegas del MRI, hacia un enfoque más colaborativo y centrado en las excepciones y la solución, ocurrió de una manera totalmente fortuita. Eve Lipchik recuerda en su libro “Terapia Centrada en la Solución. Más allá de la técnica”, que varios miembros del equipo se encontraban detrás del espejo formulando un mensaje de intervención (lo que ahora reconocemos como Mensaje Final de Recapitulación y Sugerencia) para una familia que había acudido a consulta con su hija adolescente con una actitud muy rebelde, y que al final de la tercera sesión no informaba progreso alguno respecto a las metas. Los padres estaban saturados del problema: contaban únicamente lo que la hija hacía muy mal, eludiendo cualquier pregunta sobre las excepciones.

Ese día, a una de las personas detrás del espejo se le ocurrió lo siguiente: “¿Por qué no les pedimos que la próxima vez traigan una lista de lo que no quieren que cambie?”

Todo el equipo se mostró de acuerdo y la siguiente semana recibieron una enorme sorpresa cuando la familia volvió con una lista muy extensa acerca de las cosas que apreciaban el uno del otro. Lo que más asombró al equipo, cuenta Lipchik, fueron los cambios positivos que cada uno de los tres estaba informando. Todos estaban de acuerdo que la tensión en el hogar había disminuido. Los padres consideraban que la actitud de la hija había mejorado muchísimo, mientras la hija sostenía que sus padres habían dejado de estar encima suyo criticándola.

Esta noticia fue el germen de una investigación realizada por el equipo: empezaron por asignar esta misma tarea a otras familias con resultados semejantes. Los resultados indicaron que los cambios concretos logrados por cada familia poco tenían que ver con su descripción del problema y las quejas presentadas durante la primera sesión, lo que permitió el desarrollo de otra semilla muy importante para el enfoque centrado en soluciones: la primera entrevista como lugar de intervención y posteriormente la atención en el mensaje final y la tarea, reforzando el proceso generado. El énfasis en la forma en que los clientes podían cooperar con el terapeuta fue marcando cada vez más la actitud colaborativa del equipo, definido por Steve de Shazer de esta manera:

“Cada familia, o individuo o pareja, muestra un modo singular de tratar de cooperar, y la tarea del terapeuta consiste, primero, en describirse ese modo particular exhibido por la familia y, luego, en cooperar con él.”

Lo que el equipo había logrado fue resultado de cambiar el foco de atención de la familia: re-dirigieron cada mirada sobre aquello que funcionaba, sobre la excepción, sobre todo lo que podían hacer en ausencia del problema, ayudando a la familia no sólo a ver, sino también a hacer las cosas de un modo diferente, transformando las expectativas de cada miembro y favoreciendo el desarrollo posterior de una teoría de la solución para el proceso terapéutico


Volver a la Portada de Logo Paperblog