Las impresionantes galaxias espirales pueden parecer serenas, pero en su oscura periferia hay signos de violencia pasada: los restos desmenuzados de otras galaxias. Ahora un equipo de astrónomos espera descubrir hasta qué punto son comunes estos restos. Si tienen éxito, esta investigación podría decirnos más sobre el origen de las galaxias como la nuestra.
Las galaxias espirales como la Vía Láctea se piensa que estuvieron involucradas en muchas colisiones y fusiones con otras galaxias. Las simulaciones sugieren que este proceso implicó grandes fusiones entre galaxias de igual tamaño, así como la desaparición de cientos de enanas de sólo una fracción del tamaño de la nuestra.
Algunas de las mejores pruebas de estas "fusiones menores" provienen de los restos triturados de galaxias enanas en el propio halo de la Vía Láctea. El ejemplo más destacado es la corriente de Sagitario, que envuelve la Vía Láctea y ha contrivuído a dar forma al halo de materia oscura que se cree que rodea nuestra Galaxia.
Las imágenes profundas de los halos de galaxias espirales cercanas resultan ser un tesoro dónde encontramos las huellas de fósiles de interacciones pasadas entre espirales masivas y galaxias enanas errantes. Estas imágenes en negativo muestran diversas morfologías que pueden verse más allá del disco brillante de la galaxia, como largas corrientes estelares, rayas, muescas o incluso galaxias parcialmente destruidas, al igual que brillantes halos formados por la absorción de desechos
Ahora los astrónomos están recurriendo a otras galaxias para ver hasta qué punto son comunes estas corrientes de marea. "Los modelos predicen que las corrientes están ahí, por lo que estamos tratando de encontrarlas", explica David Martínez Delgado de la Instituto Max Planck para la Astronomía en Heidelberg, Alemania, Martínez encabeza un estudio sobre las galaxias espirales cercanas, a la caza de corrientes estelares de marea.
Martínez Delgado y sus colegas han terminado recientemente una prueba piloto a través de cuatro telescopios robóticos en Nuevo México, California y el sur de Australia.
El equipo se enfoca en ocho galaxias y ha descubierto una serie de restos fósiles que las rodean, lo que refleja la diversidad de formas en que las galaxias enanas en órbita fueron despedazadas por sus anfitrionas.
"Lo que predicen las simulaciones es que cada galaxia tiene una historia diferente de fusiones, cuando nos fijamos en una galaxia vamos a encontrar una gran variedad en las características de las mareas. Y esto es exactamente lo que vimos", explica Martínez-Delgado. "Tenemos un montón de estrellas envolviendo las galaxias, y también vemos 'rayas', 'paraguas' y nubes a gran escala".
Durante los últimos meses, el equipo ha comenzado a agregar nuevos telescopios y comenzó un estudio más sistemático de todas las galaxias espirales en un radio de 50 millones de años luz de la nuestra.
Con estadísticas suficientes, los resultados de este sondeo pueden compararse con las simulaciones de formación de galaxias para determinar si la tasa de fusiones menores coincide con las expectativas.
"Esto es lo que todos quieren saber: la frecuencia de aparición de estas cosas", dice Andrew Cooper de la Universidad de Durham, Reino Unido. "Puedes relacionar sus propiedades directamente con la imagen a gran escala, al crecimiento de estructuras y a la historia de formación estelar en el universo."
Catalogar las corrientes más importantes de marea también podría proporcionar un catálogo para otros astrónomos que buscan utilizar los telescopios espaciales como el Hubble y telescopios aún más grandes en la Tierra para examinar las propiedades de las estrellas en su interior.
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Publicado en Odisea cósmica
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