Revista Cultura y Ocio

El otro yo de Madame Argerich

Publicado el 17 julio 2015 por María Bertoni
Cuesta encontrar una foto de Argerich y Bellamy juntos.

Cuesta encontrar una foto de Martha Argerich y Olivier Bellamy juntos.

Martha Argerich es famosa por su resistencia al contacto con la prensa y Olivier Bellamy, el periodista que más frecuenta a la pianista. Se trata del que más veces la entrevistó; de hecho es el único que escribió un libro sobre la pianista argentina radicada en Europa. Leerlo a él es un poco leerla a ella. De ahí la ocurrencia de juntarlos horas antes de que la gran concertista arranque esta noche sus presentaciones en Buenos Aires.

De enero de este año data la entrevista más reciente que los cruzó. Apareció en la edición francesa de la revista Classica. Como fue nota de tapa, llevó dos títulos: “Martha Argerich, jefa de redacción” en la portada y “Días de luz” adentro.

De ahí la publicación de imágenes por separado.

De ahí la publicación de imágenes por separado.

“La inmensa pianista que reivindica la independencia total nos hizo el honor de invitarnos a compartir algunas semanas de su vida” anuncia el sumario de la publicación cuya versión digital es paga. Los extractos mezquinos que esta plataforma permite pispear gratis sugieren que la nota -o mejor dicho Argerich- retoma o prosigue conversaciones anteriores con Bellamy. De la más larga -con interrupciones, por supuesto- surgió el libro Martha Argerich, L’enfant et les sortilèges, que en Argentina se comercializó con el título Martha Argerich a secas.

Por ejemplo, la pianista dijo en enero algo parecido a lo que dijo a fines de abril de 2014, cuando Bellamy charló con ella para la edición francesa del Huffington Post, a propósito del “recital triunfal” ofrecido junto a Daniel Barenboim en el Teatro Staatsoper de Berlín: “Nos dimos cuenta de que somos los dos únicos sobrevivientes de esa época (cuando eran niños y tomaban clases con un mismo profesor en Buenos Aires). Esto nos acercó”.

A falta de acceso al número 169 de Classica, vale repasar al menos dos entrevistas concedidas a Bellamy, y de acceso gratuito en la Web. La primera se titula “Nunca dirigí mi carrera”, data de marzo de 2010, fue publicada en la misma revista exclusiva para abonados y luego replicada en el sitio de Radio Classique.

“¿Qué es un artista para usted?”, fue una de las preguntas… Y la respuesta:

Es alguien en busca de lo bello, que intenta expresar el espíritu de su tiempo pero que también es un adelantado a su época. Con recursos artísticos, por supuesto, y científicos también”.

La segunda entrevista data de julio de 2011, se titula “Martha Argerich, reina y esclava” y apareció en el sitio Pianiste. En esa oportunidad, la concertista se refirió a un proyecto entrañable sobre el que habló en otras oportunidades (¿quizás también en enero de este año?).

Hace poco se me ocurrió crear en algún lugar del mundo una suerte de club musical para músicos veteranos, yo incluida, e incluso más veteranos que yo. La idea es poder estar entre nosotros en un hogar con asistencia médica y pianos. Tendría que ser en una ciudad -esto es muy importante- para no sentirnos aislados del mundo y para poder desplazarnos.

Algo parecido a la Casa (di Riposo per Musicisti) que Giuseppe Verdi creó en Milán para los viejos cantantes consagrados y aquéllos menos exitosos. Hablo mucho de este proyecto con mi entorno; a todo el mundo le parece una buena idea, pero por ahora no es más que un proyecto”.

En febrero de 2010 fue Bellamy el entrevistado, a propósito de su libro sobre Argerich. “Al margen de su talento como artista qué lo conmueve más de Martha?”, le preguntaron en el sitio Piano bleu.

Su carácter a la vez transparente e inasible. La atención que les presta a los demás, cosa que es auténtica y que le permite hasta cierto punto escapar a su destino. Es a la vez una diva, una mujer profunda, una adolescente eterna, una gitana y una artista inmensa que no se toma para nada en serio”.

“Y si pudiera llevarse un solo disco de ella a una isla desierta, ¿cuál sería?” fue otra pregunta. La respuesta:

Cambia todos los días. Lo que me gustaría es estar con ella en una isla desierta. Pero eso también sería un infierno”.

“Madame Bovary soy yo” cuentan que alguna vez dijo Gustave Flaubert en relación con la protagonista de su novela. La frase resuena en la cabeza de quienes -por las dudas, conviene aclarar- sabemos bien que Martha no es una creación de Olivier, pero celebramos la destreza del periodista marsellés a la hora de retratar a nuestra célebre compatriota.


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