Revista Comunicación
Robert Joseph Flaherty nació el 16 de febrero de 1884 en Iron Mountain, Michigan. Era hijo de un ingeniero de minas desde pequeño acompañó a su padre en las expediciones de prospecciones en la frontera entre Estados Unidos y Canadá. Se tituló en ingeniería de Minas en la Universidad de Michigan, y esta profesión lo llevó a las tierras árticas para realizar trabajos de cartografía.La Fundación Mackenzie financió cuatro expediciones a la bahía de Hudson, en Canadá, donde se desempeño como explorador, cartógrafo y geólogo. Ayudo a establecer la situación de las islas Belcher, en la bahía de Hudson, por lo que una de ellas recibió el nombre de isla Flaherty.En su tercera expedición, el industrial canadiense William MacKenzie le sugirió que llevara una cámara cinematográfica, un artefacto nuevo y curioso en aquellos tiempos, con la que dejaría constancia visual de sus descubrimientos, cosa que agradó mucho a Flaherty ya que le permitiría complementar sus apuntes con los que pensaba escribir una novela, una especie de diario de viaje. También le pidió que trazase un mapa del territorio y, lo que fue más importante, que trabase relaciones amistosas con los esquimales que lo poblaban. La mirada inocente de aquel explorador, geógrafo y aficionado a la Antropología estaba a punto de hacer nacer una nueva forma de cine. En aquellos meses que vivió en el Ártico, no solamente se interesó por el paisaje, sino también por las costumbres de sus habitantes, aspectos que decidió plasmar utilizando la cámara cinematográfica. En esa exploración, Flaherty rodó más de 8.400 metros de película, tres años de trabajo, que lamentablemente se incendió en la sala de montaje al dejar caer una colilla de cigarrillo al suelo. Según él, eso fue lo que lo salvó, pues se trataba de un material totalmente «amateur», eran escenas sueltas, sin relación entre sí. sin ningún hilo conductor. Flaherty volvió nuevamente con más ganas filmar pero esta vez con las ideas más claras y con algunos conocimientos cinematográficos más, ya que la primera vez se lanzo a esta aventura con tan sólo un curso de tres semanas para manejar la cámara.Su capacidad de observación se plasmo en el lente de la cámara Bell and Howell que había llevado. Aprendió los principios básicos del rodaje bajo la cegadora luz del Ártico cubierto de nieve y hielo. Pero la única forma de comprender a los esquimales era vivir entre ellos y el resultado de esta convivencia es la mayor obra del explorador-director, pero esto se logro con casi 10 años de trabajo en el Ártico.Durante su convivencia con los Inuit tuvo un romance con su actriz principal, de este romance nació su hijo, Josephie, a quien nunca reconoció. Quizás a veces por ser parte de esa historia , uno se apasiona tanto y se involucra demasiado, pero esto es como la famosa frase No te enamores de tus propias escenas, pero quien puede quedar exento de eso. Flaherty exhibía sus películas en reuniones de diferentes sociedades geográficas, pero con el desconsuelo de que al público le interesaba más la belleza de los paisajes que la realidad del pueblo esquimal. Entonces un día decidió dar sentido esas imágenes al centrarse en la vida cotidiana de un grupo familiar, mostrando su adaptación al medio y sus costumbres típicas. Para esto volvió al Ártico por quinta y última expedición, financiada esta vez por la empresa peletera francesa Révillon Fréres y el resultado fue una película cuidadosamente pensada y realizada, Nanook of the North (1922), rodada en la región nororiental de la Bahía de Hudson a lo largo de 1920. Se usaron 21.000 metros de película virgen, aparte de los medios necesarios para revelar y proyectar el material rodado en aquellos desérticos lugares, y se aseguró la cooperación de Nanuk y de un pequeño grupo de ayudantes esquimales. Nanook el esquimal es el primer documental de largometraje que se distribuyó comercialmente. No había un guión previo a fin de no condicionar los hechos y la disposición de anécdotas merced a un elemento exterior.
Flaherty portaba consigo un laboratorio móvil a fin de comprobar la calidad del material de cada día, que proyectaba a los esquimales (que nunca antes habían contemplado las imágenes del cinematógrafo) obteniendo de éstos una complicidad cada vez mayor en el film. Ninguna distribuidora de los Estados Unidos se atrevió a encargarse de la carrera comercial de la película, y fue Europa, gracias a la empresa Pathé, la primera en apreciar y consagrar de inmediato a Nanook.
El éxito de la película en Europa hizo que la Paramount financiara a Flaherty para realizar otra película de similar estilo, pero Moana nunca alcanzo el éxito de Nanook.
Robert Flaherty murió en 1951, en Dummerston, Vermont, Estados Unidos. Es considerado el padre del Documental y nos dejo como legado un género nuevo en el cine. Era amante de la aventura, los lugares inhóspitos, los ríos salvajes, la geología del lugar y la naturaleza. Paola Echecury