En esta entrada vamos a contar algunos detalles del último y ambicioso gran proyecto de Jim Simons, el instituto Flatiron, continuando con esta historia de números y algoritmos.
El edificio Flatiron
Si en Renaissance, Simons se rodeó de matemáticos, astrónomos, y físicos, para tomar ventaja de las matemáticas sobre sus competidores y actuar de manera eficaz en el complejo mundo de los mercados, su idea para Flatiron fue muy parecida. En este artículo de David Fernández se describe muy acertadamente como Simons pasó de chico de almacén a ser el matemático más rico del mundo; resulta curiosos como su incapacidad de recordar donde estaba cada cosa en el almacén se transformó después en una rara habilidad de captar por donde iban los mercados.
Jim y Marilyn Simons
Recordemos su gestación. En 2012, él y sus esposa Marilyn organizaron un congreso informal en el hotel Buttermilk Falls, en Nueva York. Pidieron a los participantes que aportaran ideas sobre proyectos colaborativos que no pudiesen ser financiados por otras fuentes. Como dice el matemático Jeff Cheeger, del Courant Institute of Mathematical Sciences, y también especialista en geometría diferencial: “No es ese tipo millonario, es una leyenda en la comunidad matemática”. Nada más cierto, y de ahí que a una convocatoria de Simons acudieran muchos personajes brillantes, entre ellos, una mujer que ha hecho historia, Ingrid Daubechies, la primera mujer en presidir la Unión Matemática Internacional.
El supercomputador Gordon del Flatiron
La sugerencia de Daubechies, una investigadora en wawelets, y experta en como utilizar y comprimir los datos, fue que Simons invirtiera, no en generar nueva investigación, sino en como interpretar mejor los millones de datos que genera la investigación existente.
Y así comenzó el instituto Flatiron. Simons quería su instituto cerca de su Fundación, en Manhattan. Inaugurado en 2016, está situado en la esquina de la Calle 21 y la Quinta Avenida, un lugar privilegiado y un edificio característico de Nueva York. Está organizado con cuatro centros: Center for Computational Astrophysics, Center for Computational Biology, Center for Computational Quantum Physics, y el Scientific Computing Core. A día de hoy, las cifras son mareantes. Son ya unas 90 personas las que trabajan allí, pero espera llegar a las 200; el presupuesto está rondando los 80 millones de dólares mauales, la capacidad de computación es equivalente a unos 6000 portátiles de altas prestaciones. Pero esto es nada en compración con el presupuesto de 3000 millones de dólares que Simons dedicó a sus actividades que no buscan beneficios.
Trabajando en la pizarra
He tenido la oportunidad de compartir algunos días con varios de los investigadores de Flatiron, en un reciente summit organizado en la Coruña, así como intercambiar algunos mensajes con Marilyn Simons. Estamos ante un proyecto que hará histotia, movido por gente con los pies en la tierra, y con una visión de futuro envidiable.
La combinación de talento con la capacidad de computación es la receta perfecta. Este es el tipo de proyectos que un gobiernovisit organizado en la Coruña, as, fue que Simons invirtiera enón es la receta perfecta. Este es el tipo de proyectos que un país como España podría abordar, una apuesta dentro de lo que cabe moderada y asumible. La Ciencia de Datos ofrece enormes oportunidades para el futuro. Así lo han entendido en el Reino Unido, con la puesta en marcha del Instituto Alan Turing. En nuestro instituto se está poniendo en marcha un Data Lab, del que esperamos resultados notables en los próximos tiempos.
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Manuel de León (CSIC, Fundador del ICMAT, Real Academia de Ciencias, Real Academia Canaria de Ciencias, ICSU).
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