Revista Religión
Habemus Papa. Anda que el Espíritu Santo se ha quedado descansado, menudo elemento nos ha colocado. Y encima el susodicho pájaro se debe haber reído hasta perder las plumas, con el ridículo urbi et orbe que han hecho millares de vaticanólogos profesionales y aficionados, curas y seglares, que estos días nos han bombardeado con sus predicciones (que si toca Papa italiano, negro, asiático), como si lo de ayer fuera la ceremonia de la entrega de los Oscars y no la elección del obispo de Roma. Hablando de predicciones, lo único bueno de este circo romano es que según Nostradamus el elegido ayer será el último Papa antes de que la Iglesia católica se vaya a tomar viento. Según el adivino este será el Papa "del fin del mundo", con trompetas, jinetes y toda la parafernalia del Apocalipsis prometido; pues bien, ayer Su Santidad Francisco I se permitió contar un chiste malo, al decir que sus "hermanos cardenales" habían ido a buscar un Papa "al fin del mundo" (geográfico). O sea que casi acierta el profeta, que hasta ahora no da ni una, más que nada porque a Nostradamus el siglo XXI le pillaba un poco lejos y en realidad, le traía al fresco. Y sí, este es un Papa que viene del fin del mundo geográfico, porque resulta que es argentino. Veremos si Francisco I ejerce como tal, y entonces sus homilías pueden empezar a ser más animadas de lo habitual hasta ahora. Tiene 76 años, y ejercía como arzobispo de Buenos Aires. Lo malo es que este señor, como señala hoy un diario alemán, tiene más manchas en su blanca vestimenta que un leopardo. Y no es solo que el neoPapa se haya manifestado repetidamente como un homófobo de tomo y lomo, cosa que ya tendría tela por sí sola. Resulta que al flamante Francisco I se le reprocha en Argentina su colaboración explícita con las Juntas militares asesinas que masacraron ese país hace unos pocos años. Hay acusaciones gravísimas en contra suya, como el haber permitido el asesinato de sacerdotes contrarios a la dictadura (militar, por supuesto). Y aún más: parece que un fiscal llegó a implicarle en relación con los secuestros de niños habidos durante esa negra etapa de la historia argentina. Así que en el papado se nos va un miembro de las Juventudes Hitlerianas, y viene un colaborador del general Videla y sus carniceros. No parece que los argentinos tengan muchos motivos para la satisfacción con el Papa que han elegido los cardenales, por muy paisano suyo que sea. En la fotografía que ilustra el post, el nuevo Papa da la comunión al general Videla.
publicado el 16 marzo a las 13:07
Por favor... esa foto es falsa, y se sabe desde antes que publiquen la nota. Otra cosa, Bergoglio es un personaje muy complejo, hizo cosas de extrema derecha y por otro lado, ayudó a gente pobre de maneras que nadie de derecha haría.. como escuché hace un rato "decir que es malo, o que es bueno, es solo el 50% de la historia". Saludos.